CAPÍTULO
XIV
UNA
NUEVA ETAPA
LA
EPIDEMIA DE POLIO: EDIFICIO GARCÍA DEL OLMO
La poliomielitis
es una enfermedad contagiosa e históricamente devastadora que fue
erradicada en el hemisferio occidental en la segunda mitad del siglo
XX. Aunque la polio ha afectado a los seres humanos desde la
antigüedad, el brote más importante tuvo lugar en la primera mitad
del siglo XX. Su historia comienza hace aproximadamente 3.000 años.
Ya en un grabado del antiguo Egipto se puede vislumbrar a un
sacerdote con una atrofia severa en una pierna que probablemente,
fuese consecuencia de una poliomielitis.
La polio es una
enfermedad viral que no presenta síntomas en el 95% de los casos
(polio asintomática). Entre el 4% y el 8% se pueden apreciar
síntomas (polio sintomática) adquiriendo tres formas según la
intensidad de los mismos: una forma leve denominada polio abortiva
como una especie de gripe con
fiebre, dolor de garganta y una sensación de malestar general; una
forma más seria asociada a la meningitis aséptica denominada polio
no paralítica (entre el 1% y el 5%, presentan
síntomas neurológicos, como sensibilidad a la luz y rigidez de
cuello); y por último, una forma grave y debilitante denominada
polio paralítica (entre el 0.1% y el 2% de los casos).
Las personas que padece polio abortiva
o polio no paralítica suele recuperarse por completo, sin embargo,
la polio paralítica, como su nombre indica, causa parálisis
muscular y puede incluso ocasionar la muerte. En la polio paralítica,
el virus abandona el tracto intestinal y se introduce en la sangre,
atacando las fibras nerviosas, afectando así a los nervios que
controlan los músculos de las extremidades y respiratorios, causando
dificultad en la ventilación y parálisis en brazos y piernas.
En 1952, en plena epidemia de la
polio, se registraron casi 60.000 casos con más de 3.000 muertes
solo en los Estados Unidos. Sin embargo, con la difusión de la
vacuna, la polio salvaje, o polio producida por infección natural,
se erradicó en los Estados Unidos en 1979 y en el hemisferio
occidental, en 1991. Aunque la polio aguda suele durar menos de 2
semanas, el daño nervioso podría durar toda la vida. Antes, algunos
pacientes con polio no recuperaban nunca la función total de sus
extremidades, que parecían marchitarse. Aquéllos que se recuperaban
completamente podían desarrollar el síndrome post-polio incluso 30
ó 40 años después de haber contraído la enfermedad.
Hecha esta
pequeña introducción, Málaga no se salvo de la epidemia de los
años 50. Entre los afectados se encontraba el hijo del secretario
del gobernador civil. El gobernador civil Sr. García del Olmo,
propició bajo la dirección del Dr. Don Alfonso Queipo de Llano y
Buitrón un edificio dentro del Hospital como Centro de Reeducación
Infantil para niños de polio.
El 18 de julio de 1952 a las ocho y
media de la tarde en presencia de las primeras autoridades malagueñas
se procedió a la colocación de la primera piedra de este edificio
cuyo presupuesto ascendía a tres millones treinta y seis mil
trescientas pesetas con setenta y cuatro céntimos, sobre un proyecto
del arquitecto don Juan Jáuregui Briales.
Las prestaciones asistenciales que se
pretendían con el centro eran las siguientes: servicio de
rehabilitación, hidroterapia incluida piscina climatizada, salas,
quirófanos, taller y técnico de ortopedia y además la educación
escolar de los niños y la escuela de formación profesional para así
lograr su integración social.
Fuente:Facebook.Comunidad Pabellón Infantil Garcia del Olmo |
Este ambicioso
proyecto no fue bien aceptado por el hospital que tuvo la intención
de compartir el edificio con otras áreas asistenciales de pediatría.
Quedo pues dividido en dos plantas, la baja con la finalidad inicial
y la alta para el cuidado de niños con otras patologías. Esta
división de funciones tuvo como consecuencia la perdida de la
ergoterapia, taller ortopédico y formación profesional, proyectadas
inicialmente.
En mayo de 1956 fue inaugurado el
edificio, que se llamo “Centro de Reeducación Infantil García del
Olmo” por el Jefe del Estado, General Francisco Franco.
Sobre una
superficie de 5.670 metros cuadrados y 2.170 construidos, disponía
de una capacidad de 52 camas distribuidas en salas con diferente
número de ellas. Contaba con doscientas plazas ambulatorias de las
cuales 50 eran para mediopensionistas.
La plantilla asistencial estaba
constituida por tres médicos cirujanos ortopédicos, cuatro ATS,
cinco fisioterapeutas, cinco maestros nacionales, cuatro hermanas de
la caridad, además, médicos compartidos del hospital de las
especialidades de neurología, pediatría y medicina interna,
igualmente se disponía de personal subalterno.
La cobertura
asistencial estaba destinada a niños de ambos sexos desde pocos días
a quince años de edad afectos de la enfermedad. En 1956 estaban
contabilizados 1.542 pacientes de los cuales 1.346 gozaban de régimen
ambulatorio. En cuanto a gastos económicos referidos en la misma
fecha, estaban estimados en 9.000 pesetas por mes para los internos,
4.500 para los mediopensionistas y de tres mil pesetas para los
externos.
En 1956 el hospital establece el
primer concierto con el seguro obligatorio de enfermedad, establecido
con este pabellón en las áreas de rehabilitación y cirugía
ortopédica infantil.
DR. DON JOSÉ
CAFFARENA SOLA: LA RESPONSABILIDAD DE SUCEDER AL DR. GALVEZ
Era difícil la
elección de un nuevo director para el hospital, cuando el anterior
había sido una persona con tantas cualidades, científicas, humanas
y religiosas. Pero la Diputación de Málaga en esta ocasión acertó
con el nombramiento del Dr. Don José Caffarena Sola, el 23 de Mayo
de 1952.
Formado en el Hospital Civil bajo la
dirección de los Dres: Ruiz de la Herranz y Jauregui, terminó sus
estudios de licenciatura en 1916, ingresando en el centro
hospitalario el 11 de Mayo del año siguiente.
Gran cirujano,
desarrolló una magnífica labor durante la Guerra Civil a pesar de
sus cuarenta y cinco años y una casa de familia numerosa que tuvo
que abandonar. Pero siguió avanzando en otros campos de la medicina:
traumatología, fisiología, medicina social, y si hoy lo tuviéramos
que definir lo llamaríamos: “un gran internista”.
En el momento de su nombramiento para
desempeñar la dirección del centro, era jefe de servicio de la
especialidad de: “Corazón y Pulmón” en el Sanatorio Obra 18 de
Julio. Tomó posesión el día once de junio de 1952, ejerciendo como
director hasta el 19 de febrero de 1956.
UN NUEVO REGLAMENTO
En 1956 se establece una nueva
reestructuración del hospital, de acuerdo con la edición de un
nuevo reglamento de régimen interior, que cumplimentaba el artículo
4º, Capitulo1, Titulo 1º del Decreto de 27 de noviembre de 1953
(B.O.E de 9 de abril de 1954).
Mediante esta nueva normativa se
establecían los diferentes servicios y categorías sanitarias dentro
de los Establecimientos de Beneficencia que dependían de la Excma.
Diputación Provincial y que en este momento eran en Málaga: El
Hogar Provincial Ntra. Sra. de la Victoria, La Casa Cuna de San José
y el Hospital Civil Provincial.
Los
servicios médicos del Hospital Civil San Juan de Dios, estaban
distribuidos en 12 secciones: Medicina, abarcaba a su vez, medicina
interna, pediatría, tisiología, cardiología, aparato digestivo,
enfermedades infecciosas, y hematología y hemoterapia. La
correspondiente a Cirugía comprendía: cirugía general,
traumatología y ortopedia, urología. Las demás secciones eran
neuropsiquiatría, obstetricia y ginecología, otorrinolaringología,
oftalmología, dermatología y venereología, radiología y
electroterapia. El laboratorio que a su vez se dividía en dos,
bioquímica y bromatología juntos, bacteriología y anatomía
patológica, juntos también. Por último las áreas de
estomatología, puericultura y medicina escolar.
El cuerpo médico estaba integrado por
los Profesores de Sala, los Jefes de Servicio y el Decano. El
“Profesor de Sala”
era un medico de la Beneficencia Provincial que ingresaba por
oposición a nivel nacional. Era el responsable de cada una de las
enfermerías o salas hospitalarias, que reunían una media de 30
camas. Esta figura coordinaba a todo el personal adscrito a la misma
e incluía las amonestaciones pertinentes si era necesario. Entre sus
atribuciones estaba la visita diaria a los enfermos antes de las doce
de la mañana, y era obligación de todo el personal de enfermería
acompañarle en cortejo. Esta función no la podía realizar otro
médico a no ser que fuera una sustitución oficialmente reconocida.
Las visitas en turno de tarde eran potestativas de dicho profesor.
Una vez pasada la sala, el profesor emitía un parte firmado al Jefe
de Servicio. También era el responsable del buen hacer de las
historias clínicas, tarjetas estadísticas, y dictar al frente de
cada paciente su diagnostico, su plan dietético, así como su
tratamiento, tanto medico como la posibilidad quirúrgica. Disponía
de acuerdo con el profesor implicado el posible traslado del paciente
a otra sala. Cumplimentaba todos los formularios de remedios y
alimentos que así lo exigieran. Los profesores de las salas de
cirugía también realizaban las intervenciones quirúrgicas que se
pudieran producir de forma urgente, siempre que los médicos de
guardia no tuvieran alcance para realizarlas.
De
igual forma era de su competencia, el traslado urgente de cualquier
enfermedad infecto-contagiosa que se produjera en su sala. Por último
informaba semestralmente al Jefe de Servicio con una memoria de
actividades.
Tal
era el protagonismo de los Jefes de Sala, que eran como los dueños
de sus pequeños reinos de taifa, hasta tal punto que a las salas en
lugar de llamarlas por la especialidad que se tratará se les llamaba
por el nombre del profesor asignado. Así eran las salas de “don
Fulano o don Mengano”
El
nombramiento de “Jefe
de Servicio” se
conseguía de entre los profesores de sala que llevaran sin
interrupción más de cinco años trabajando en centros benéficos
sanitarios de la Diputación Provincial. Los mismos tenían que
solicitarlo y se resolvía mediante concurso de acuerdo a un baremo
que comprendía la siguiente consideración: por cada año de trabajo
en centros benéficos, un punto, doctor en medicina dos puntos,
premio extraordinario de licenciatura tres puntos, premio
extraordinario de doctorado cuatro puntos. Si resultaba desierta la
plaza mediante este concurso de méritos, se convocaban oposiciones
de entre los mismos. En este momento las jefaturas de servicio eran
siete, correspondientes a medicina, cirugía, neuropsiquiatría,
obstetricia y ginecología, otorrinolaringología, especialidades y
laboratorio.
Los
“Jefes de Servicio”
constituían el eslabón de
comunicación entre los profesores de sala y la dirección del
hospital, sobre cada uno de los componentes asistenciales de
funcionamiento, necesidades y propuestas de mejora. Además eran los
responsables de redactar un informe semestral a la dirección
relativo a valores estadísticos, iniciativas, plan de mejora,
aplicación de nuevos recursos terapéuticos y logros obtenidos.
El
“Decano”,
era una figura nombrada por la Diputación Provincial entre los
profesores de sala que contaran con más prestigio y con un ejercicio
profesional de al menos quince años, como médico de la Beneficencia
provincial. Entre sus funciones estaban el velar por el buen
funcionamiento del establecimiento y autorizar licencias y permisos a
los profesores de salas y demás personal técnico que lo
solicitaran. También era el responsable de la selección de trabajos
científicos para su publicación, así como de organizar sesiones y
cursos de la misma índole.
En
el transcurso de su historia el Hospital Civil ha tenido en orden
cronológico a los siguientes decanos: don Sebastián Pérez
Souviron, primer decano del Hospital Civil Provincial, don José
Gálvez Ginachero, durante dos periodos desde 1925-1936 y de 1937 a
1952, don José Caffarena Sola, que fue decano durante la década
siguiente, el Dr. Bustamante Pinto desde 1962 a 1964, don Eduardo
Jáuregui Briales desde 1964 a 1972, don Eduardo Franquelo Ramos,
desde el 72 al 76 en el que se jubilo, y por ultimo don Diego
Carrillo Casaux que solo permaneció en el cargo un año, cesando del
mismo a voluntad propia.
El
“Director”
del Hospital era igualmente nombrado por la Diputación Provincial,
trasladaba todos los problemas y necesidades al Decano que a su
vez los planteaba a la Diputación. Era el representante del decano y
ejercía las funciones que este le delegara.
Por
último estaban los “Médicos
Becarios”, mediante
este reglamento (1956) se crearon catorce plazas entre las distintas
especialidades, seis para las médicas, cuatro para las quirúrgicas
y cuatro para obstetricia y ginecología.
Los
médicos becarios eran designados por la Diputación Provincial
mediante concurso de méritos, tras valoración del Decano de la
Beneficencia Provincial y dos Profesores de Sala designados por la
Corporación. Se valoraban aparte del expediente académico, título
de doctor, premio extraordinario, publicaciones científicas.
Acompañándose de una prueba escrita de acceso.
Los
médicos becarios, sin derecho a escalafón, no podían permanecer en
el hospital más de cuatro años y el sueldo inicial era de seis mil
pesetas al mes, sin ningún tipo de cotización. Estos realizaban el
trabajo de a pie del hospital y trabajaban de forma muy dura. Eran
sus tareas, realizar las guardias, cumplimentar los ingresos,
certificar las defunciones, velar por las medidas de asepsia de la
sala, ayudar en las intervenciones quirúrgicas al profesor cirujano
, o al profesor medico de la sala a la que estaba designado, llevar
un libro de registro, acudir en horas de guardia allí donde hiciera
falta.
Esta
situación orgánica del hospital se mantuvo hasta el año 1973 en
que se realizó un nuevo concierto entre Diputación Provincial y
Seguridad Social que abarcaba a todo el hospital.
DIRECTORES
DE ESTE PERIODO 1956-1973
Fueron tres los directores que
estuvieron al frente del hospital en este periodo: los doctores, don
Manuel Pérez Brayan, desde el 22 de marzo de 1956 hasta que de forma
repentina le sorprendió la muerte en 1958; don Francisco Fernández
Mugüerza, desde el 22 de mayo del 58 al 29 de febrero del año 1960,
y don Eduardo Franquelo Ramos desde el 22 de abril del año sesenta,
hasta el 29 de julio de 1976.
DON MANUEL PÉREZ BRYAN,
fue director del Hospital Civil, los dos últimos años de su vida,
después de haber sido Presidente de la Diputación (1939-1941),
Alcalde de Málaga (1943-1947), Presidente del Colegio de Médicos
(1948-1958), Presidente del Ateneo de Ciencias Médica (1936),
Presidente de la Hermandad de San Cosme y San Damián.
Natural
de Málaga curso estudios de medicina en Granada, siendo compañero
de aula del médico escritor don Gustavo García Herrera, que lo
describió en más de un texto, por sus grandes cualidades tanto
científicas como humanas.
Hombre tremendamente trabajador, se
colegió en nuestra provincia en noviembre de 1924 con el numero 92,
tras oposición ingresó en el cuerpo médico de Beneficencia
Provincial, siendo profesor de sala del Hospital Civil desde 1927.
De su etapa como alcalde destaca los
esfuerzos en proseguir la obra de continuidad del parque con la
Alameda consiguiendo un crédito para poder realizarla. Nada mas
llegar al ayuntamiento revisa el sueldo mísero de los empleados y
logra subirlo a pesar de lo precario en esos años de las arcas
municipales.
En Abril de 1941, se produce en Málaga
un brote de tifus exantemático, como ya se ha comentado, con 1619
casos, esta epidemia cesa en el mes de septiembre, pero es motivo
para que Pérez Brayan, deje la presidencia de la Diputación
Provincial, pues según sus palabras, “Un
médico no debe ocupar cargo público alguno en tiempo de epidemia,
pues solo debe dedicarse al cuidado de los enfermos”.
El 23 de Enero de 1951 se celebró en
Málaga el I Congreso Medico del Sur con una asistencia de 450
médicos de toda España. También de debe al Dr. Pérez Brayan este
evento.
A pesar del paso de los años, siempre
se recordará en Málaga a Dr. Pérez Brayan, como así lo hizo el
periodista Arturo Canales Castañaga en el periódico Sur del 4 de
Julio de 1981, con su artículo “Balada para tío Manolo”, donde
relata el perfil de tan insigne médico.
DON FRANCISCO FERNÁNDEZ MUGÜERZA,
nació en Coin (Málaga) un
17 de Febrero, cursa sus estudios de licenciatura en Madrid
concluyéndolos el 27 de noviembre de 1914.Fue profesor de sala de
Otorrinolaringología del Hospital Civil mediante oposición
celebrada el 16 de octubre de 1933.
Gran medico y gran persona dedicada
por completo a la atención de los enfermos durante un periodo de 53
años de vida profesional. Ceremonioso, elegante, maestro, ganador de
respeto y admiración.
Durante el periodo comprendido entre
el 22 de mayo de 1958 y el 29 de febrero de 1960 fue director del
hospital. Jubilándose el 22 de marzo del mismo año.
DR. DON EDUARDO FRANQUELO RAMOS,
nació en Málaga el 29 de julio de 1906.Curso los estudios de
licenciatura en Madrid donde se licenció el 30 de octubre de 1930,
obteniendo más tarde el grado de doctor el 22 de junio de
1933.Trabajo durante varios años en clínicas europeas de Alemania y
Suiza, especializándose en aparato digestivo. Ingresó en el cuerpo
de Beneficencia Provincial en 1942, siendo profesor de sala desde
1954. En 1972 fue nombrado Decano de la Beneficencia, como ya se ha
mencionado en este texto.
El Dr. Franquelo en sus últimos tres
años de dirección va a vivir una nueva etapa del hospital que
trataremos más adelante, con el nuevo concierto con la Seguridad
Social.
El concepto de sala de los hospitales
del siglo XIX, va perdiendo en este momento su estructura abierta,
dando paso a los principios de la ubicación individual del paciente.
Don Eduardo Franquelo realizó dentro de cada sala una separación
parcial entre las camas dando así mas intimidad al enfermo. De igual
forma en cada sala se reservaría un espacio aparte para los
pacientes que necesiten algún cuidado especial.
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