CAPÍTULO
XV
NUEVA
CONCEPCIÓN DEL HOSPITAL
OTRA VEZ
LA IDEA DE UN NUEVO ENCLAVE
Si
bien la idea de su anterior traslado desde la catedral a los terrenos
actuales, fue un proyecto muy acertado, los nuevos rumores de la
necesidad de otro hospital no tenían mucho fundamento. Es verdad que
la situación de los años sesenta y setenta era muy precaria tanto
de medios como de personal, pero esto no justificaba la construcción
de un nuevo hospital. La propuesta de vender el existente y edificar
otro en la parte posterior fue madurada por unos cuantos, pero
felizmente no llego a término.
Los
futuros conciertos con la Seguridad Social obligaban a una
remodelación del viejo hospital, sobre todo en cuanto a prestaciones
hoteleras se refería, pero era razonablemente factible sobre la base
arquitectónica existente.
La
Excma. Diputación entró en contacto con la Dirección General de
Sanidad (Coordinación Hospitalaria) para obtener créditos que
permitieran dicha remodelación. Fueron concedidos y se acordó que
su importe seria sufragado en un 65% por la segunda entidad y en un
35% por la Diputación.
Antes
de comenzar las obras y ante la necesidad de un Hospital Clínico
para Málaga, se pensó en derivar parte de los créditos para la
construcción del centro docente-asistencial, adscrito a la Facultad
de Medicina. Los médicos del hospital en bloque con su director don
Eduardo Franquelo se presentaron en la Diputación expresando su
oposición, oposición aceptada por su presidente don Francisco de
la Torre que dio el visto bueno a la permanencia del hospital
existente y al comienzo de las obras de mejora del mismo, de esta
forma se adecuaría el viejo hospital a las nuevas demandas
asistenciales. Durante un periodo de diez años se mantuvieron las
obras en su recinto
En
ese momento el organigrama del hospital era el siguiente: el equipo
de dirección, formado por el decano y el director médico; la
administración constituida por el administrador y la madre
superiora; 28 médicos de Beneficencia Provincial, de los cuales 6
eran jefes de servicio y 22 profesores de sala, 20 a 25 becarios,18
practicantes y unas 50 monjas.
En
el año 1972 se estableció un concierto de carácter verbal con la
Seguridad Social, por el que se ofrecían camas sin determinar su
número, abonando por ellas la Seguridad Social la cantidad que
tuviera estipulada el centro según la categoría del encamado.
Con
fecha 22 de Febrero de 1973 se estableció un nuevo acuerdo donde se
especificaba el número de camas, siendo estas en numero de 200,
también se establecía que el Instituto Nacional de Previsión (INP)
abonara 700 pesetas por día en concepto de alojamiento, alimentación
y servicios. Esta norma entraría en vigor a partir del día uno de
marzo del mismo año. Con motivo de este acuerdo el hospital
aprovechó para la contratación de 24 nuevos especialistas agrupados
de la siguiente forma: anestesia (3), cardiología (1), cirugía (1),
dermatología (1), digestivo (2), ginecología (3), medicina interna
(4), hematología (1), laboratorio (2), neurofisiología clínica
(1), pediatría (1) , respiratorio (1), otorrino (1), traumatología
(1), urología (1).
Un
año más tarde el 6 de marzo de 1974 se firmó un nuevo convenio con
vigencia desde el 1 de enero de 1975, mediante el cual se podían
disponer para enfermos de la Seguridad Social 215 camas, ascendiendo
el pago a 1250 pesetas. En este precio estaba incluido el
alojamiento, alimentación, asistencia médico-quirúrgica,
anestesia, laboratorio, radiología y transfusiones. Este concierto
también fue extensivo a pacientes ambulatorios y servicios de
logopedia y rehabilitación. Por cada consulta abonaba la Seguridad
Social al hospital la cantidad de 100 pesetas.
Se
firma un tercer convenio el 28 de abril de 1975, en el que el número
de camas llega a 320 distribuidas en las áreas de: medicina general
y especialidades (85), dermatología (20), aparato respiratorio (17),
cirugía (69), traumatología y ortopedia (48), otorrino (11),
obstetricia y ginecología (50), pediatría (20). Con motivo de este
incremento asistencial se contrataron 15 médicos más en las áreas:
cirugía plástica (1), medicina interna (3), cirugía (2),
cardiología (2), hematología (1), pediatría (2), rehabilitación
(1), traumatología (2) urología (1).
Gracias
a la gestión del Dr. Franquelo se concedieron al hospital 25
millones de pesetas para materiales, de los cuales se dispusieron dos
para la creación de una unidad de cuidados intensivos con una
capacidad de diez camas. Para ello se remodeló lo que había sido la
sala 10 del hospital, paradójicamente esta instalación nunca llego
a inaugurarse.
LA
URGENCIA UN PROBLEMA SANITARIO PARA MALAGA: DR. D. JUAN PEDRO RAYA Y
RAYA
La
referencia histórica de la medicina de urgencias en España, se
puede situar por los alrededores de 1964, donde se crearon los
servicios normales de urgencia, sin recursos de desplazamiento y los
especiales con un sistema de movilización. Existían en los
municipios de las grandes ciudades centros de atención de urgencias
llamados “dispensarios” y “casas de socorro”. Muchos de los
que ya peinamos canas, hicimos nuestras primeras asistencias medicas
en estos centros, de los cuales los titulares de las nominas vendían
de forma muy decrecida los servicios prestados, y los médicos recién
terminados y con ansias de trabajar y ganar realizábamos este
trabajo a precio casi de regalo.
Los
hospitales en esta época disponían de “áreas de urgencias”,
donde los médicos en periodo de postlicenciatura realizaban el
trabajo con el asesoramiento de los ya formados como especialistas.
No
solo la urgencia del Hospital Civil estaba mal en la provincia,
Carlos Haya antes de la jerarquización se encontraba de forma
similar. En el hospital se contaba con cinco médicos de puerta
ajenos al hospital, pero responsables también de la urgencia
interna. Las especialidades estaban en forma de localización y
cuando el profesor de sala era requerido, tenía que cargar con parte
del instrumental de su haber personal. Una intervención quirúrgica
de forma urgente, era atendida por el profesor de sala que se le
localizaba telefónicamente, un ATS que hacía de instrumentista y la
buena disposición de asistentes voluntarios que siempre tuvo este
hospital.
En
1976 es elegido por el cuerpo médico del hospital y nombrado por la
Diputación a don Juan
Pedro Raya Raya, Jefe de
Servicio de Anatomía Patológica, para el desempeño de la dirección
del hospital, cargo que ocupo desde el 1 de agosto de 1976 al 10 de
enero de 1978.
El
Dr. Raya, nació el 25 de septiembre de 1918, era natural de Benalúa
de las Villas (Granada), licenciándose en medicina en 1945. Después
de ejercer durante una temporada en Granada, se trasladó a Málaga,
colegiándose en 1948.Fue concejal del Ayuntamiento y delegado de la
Beneficencia Municipal.
El
empeño de este profesional estuvo volcado precisamente en las
urgencias. Para ello consiguió entre 1976 y 77 la contratación de
21 especialistas, dando así cobertura a la presencia física de las
especialidades en esta área. Se pudo contar a partir de entonces con
un médico que valoraba y clasificaba las urgencias, traumatólogos,
internistas, cirujanos, anestesistas, pediatras y ginecólogos.
El
año 1977 fue conflictivo pues las discrepancias entre la dirección
y la Diputación llevo en alguna ocasión a la presencia de la fuerza
pública en el hospital. En noviembre del mismo año dimite el Dr.
Raya, pero no es tramitada su decisión, siendo tras los luctuosos
acontecimientos del 4 de diciembre, la presentación de la dimisión
irrevocable junto con la del último decano del hospital, el Dr.
Carrillo Casaux.
Bajo
la dirección del Dr. Raya, mediante el R.D. 3046/77 en octubre de
1977 se creó el Cuerpo Técnico de la Administración Especial,
desapareciendo la Beneficencia Provincial, a nivel hospitalario. La
nueva reglamentación establecía que las plazas se podían obtener
mediante concurso oposición libre a nivel nacional, con tribunales
locales y no optar a traslado. Mediante este decreto, se acordó que
todos los técnicos con contrato anterior al 31 de mayo del mismo año
podían consolidar sus plazas mediante oposición restringida. El
hospital en este momento contaba con 42 médicos en esta situación.
EL
DIRECTOR DE LA TRANSICIÓN: DR. QUEIPO DE LLANO
“El
Dr. Queipo fue para el hospital lo que el presidente Suárez fue para
la democracia española”, según las palabras pronunciadas en el
homenaje de despedida de su periodo directivo.
DON
ENRIQUE QUEIPO DE LLANO, nació
en Málaga el 15 de julio de 1934, cursó los estudios de
licenciatura de medicina y cirugía en la Universidad Complutense de
Madrid, concluyendo estos en 1957. Su formación continuó
posteriormente en los hospitales de Cochin (Paris), en el Royal
National Orthopaedic (Londres), y en el Hospital Sagrado Corazón
(Barcelona), fueron sus maestros los profesores R. Merle Dáubigne,
H. J. Seddon y el Dr. Santos Palazzi respectivamente. Volvió a
Málaga y trabajó en el Hospital Civil primero como asistente
voluntario en el pabellón infantil, mas tarde como traumatólogo
formando parte del servicio de traumatología del que llego a ser
Jefe de Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología tras
oposición en 1972. A la muerte de su padre, ostentó el cargo de
Director del Pabellón Infantil García del Olmo, ocupado hasta este
momento por el Dr. Queipo padre.
Profesor
asociado de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Facultad de
Medicina de Málaga desde 1974.
En
diciembre de 1977 fue elegido por el cuerpo médico como candidato a
la dirección, propuesta que se trasladó a la Diputación, siendo
nombrado por esta el 10 de enero de 1978, bajo la presidencia del Sr.
Jiménez Hidalgo. La figura del decano se omitió, sin embargo se
nombraron a dos médicos más, para apoyar y ayudar a la dirección,
el Dr. Torremocha por parte del Psiquiátrico y al cirujano, Dr.
Gonzalo Cisneros.
Fueron
muchos los problemas que tuvo que solventar el Dr. Queipo durante los
seis años que fue director del Hospital Civil. Una Diputación a la
que le resultaba pesado el hospital, unos médicos con ansia de
mejora, una sanidad en general con gritos de reforma. Abanderado por
la asamblea de trabajadores, bajo la directriz de Comisiones Obreras,
cualquier problema del hospital había que solventarlo con el apoyo
del comité de empresa y de la asamblea.
Las
obras de remodelación, más funcionales que estéticas y sin ningún
carácter de memoria histórica, estaban sin terminar. En términos
generales estas consistían en la ubicación de unos cuerpos
laterales a los seis pabellones, un bloque central, sacrificando su
patio interior y la antigua capilla, y un modulo en la fachada
principal para urgencias. La estructura en general era de predominio
metálico en forma de jaulas gigantes.
Fuente: diario Málaga hoy |
Solo
el bloque central donde se ubicarían los quirófanos, la central de
esterilización y el servicio de farmacia y Rx, estaban acabados,
pero vacíos, es decir carecía de la dotación de instrumentación
correspondiente. Para tratar de solucionar esta situación, se
liberaron 200 millones de pesetas firmados personalmente por el Sr.
Jiménez Hidalgo.
Los
proveedores empezaron a mandar el material, pero cuando se había
enviado un poco más de la mitad, hubo contraorden de la Diputación
y de nuevo se produjo un retroceso. Para colmo de males, y como se
dice, “las desgracias nunca vienen solas”, las riadas de 1978 en
el mes de noviembre, ocasionaron las inundaciones del servicio de
rayos con una pérdida considerable de material.
La
visita del ministro de Sanidad don Enrique Sánchez de León Pérez
(UCD), a Málaga, liberó un crédito de 91 millones para el
hospital. Este y dos más de deudas pendientes a las corporaciones
locales, solucionaron en parte la dotación de material que estaba
sin concluir. La obra civil restante, estaba parada, pues la
constructora exigía una actualización de precios.
La
situación en el hospital era difícil, la obra parada, la urgencia
caótica, déficit de personal sanitario y no sanitario y
equipamiento insuficiente. Se trasladaron a la Diputación estos
problemas, que tuvieron la callada por respuesta. El Dr. Queipo al
frente del cuerpo médico y seguido en bloque por todos ellos inician
un encierro en el hospital en el verano de 1978.
Esta
postura de fuerza, culminó con una manifestación por las calles de
Málaga hacia el Gobierno Civil, denunciando la situación del
hospital, “la marcha de las batas blancas”, eran los titulares de
los periódicos del momento.
El
hospital realizo una labor de comunicación importante hacia la
población en general y hacia los partidos políticos y colectivos
profesionales, denunciando la situación y manifestando sus
reivindicaciones. El pueblo de Málaga en bloque apoyo a sus médicos.
El
nombramiento de un nuevo diputado delegado, Sr. Gómez Burgos, calmó
la situación de esta profunda crisis que sufrió el hospital.
Negociaciones sin grandes pretensiones, dieron como resultado la
contratación de 23 médicos y la remodelación de la urgencia.
PASO
A LA JERARQUIZACIÓN
A la llegada del Dr. Queipo a la
dirección, el organigrama del hospital era el siguiente: un grupo
directivo formado por el director médico, el administrador y un jefe
de enfermería; siete jefaturas de servicios,15 profesores de sala,
46 médicos con contrato administrativo y 29 becarios. Después del
primer año de su mandato, él Dr. Queipo realizó la jerarquización
de los servicios hospitalarios, con un modelo similar a los adoptados
en los hospitales de la Seguridad Social. El modelo propuesto, debía
de estar operativo en cuatro años, quedando establecido de la
siguiente manera: 4 jefes de departamento: medicina interna, cirugía,
materno-infantil y servicios generales; 24 jefaturas de servicio, 47
jefaturas de sección y 140 adjuntos. Teniendo en cuenta que una vez
concluidas las obras pendientes, el hospital contaría con una
dotación de 800 camas, la proporción de medico por cama seria de un
facultativo por cada cuatro pacientes, número adecuado para un
hospital general de este momento.
En
un escrito, con fecha 6 de Noviembre de 1978, se propuso a la Excma.
Diputación Provincial este modelo organizativo, avalado por el
director del centro, Dr. Queipo y los cuatro Jefes de Departamento
existentes: Dr. Don Antonio Gutiérrez Mata (Medicina Interna), Dr.
Don Diego Narbona (Materno Infantil), Dr. Don Juan Pedro Raya Raya
(Servicios Generales), Dr. Don Pascual López Magaña (Cirugía
General).
Este
modelo organizativo pretendía así, cumplimentar las exigencias
establecidas, en el RD.2082/78 de 25 de agosto por el que se
aprobaban las normas provisionales de gobierno y administración de
los servicios hospitalarios y las garantías de los usuarios.
En
este R.D se establecían los hospitales como instituciones de gestión
participada y realizada por los siguientes órganos: gobierno,
consultivo y comité de empresa. Eran órganos de gobierno, la junta
de gobierno, el gerente, el director médico, el jefe de personal y
acción social y el administrador. Los órganos consultivos, estaban
formados por la junta facultativa, con sus comisiones clínicas,
técnicas y de evaluación y por la comisión de administración. La
junta de gobierno a su vez, según este R.D debía estar integrada
por:
-El
gerente, el director médico, el jefe de personal y acción social y
el administrador como directivos de la institución.
-Diez
representantes del personal del centro: cuatro facultativos de
plantilla; uno de entre los jefes de departamento, otro de entre los
jefes de servicio, los otros dos uno de los jefes de sección y el
restante de entre los adjuntos. Dos facultativos elegidos por la
junta facultativa de entre sus miembros y otros cuatro miembros no
facultativos, dos elegidos por y del personal auxiliar y otros dos
elegidos por y entre el personal no sanitario.
-Dos
representantes del comité de empresa, designados por y entre sus
miembros.
-Tres
representantes de los colegios profesionales de médicos,
farmacéuticos y ayudantes técnicos sanitarios.
-Dos
representantes de la comunidad en que se halle situado el hospital,
designados respectivamente, por el Ayuntamiento y la Diputación
Provincial.
-Dos
representantes de la Administración Pública, uno de los cuales será
designado por la entidad de que dependa el centro y otro por el
delegado territorial del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social
-EL
Hospital Civil provincial de Málaga, tendría que adaptarse a los
contenidos de esta nueva normativa
LA
NUEVA DIPUTACIÓN DEMOCRÁTICA
En Abril de 1979 la Excma. Diputación
Provincial de Málaga pasa a ser democrática dentro del contexto
político general que gozaba el país.
El
cuadro directivo del hospital estaba formado por el director
facultativo, el administrador y el jefe de enfermería.
La
jerarquización antes propuesta, en este momento contaba con 4 jefes
de departamento, 19 jefes de servicio, de los cuales tres estaban
vacantes, 23 subjefes de servicio, 27 adjuntos, 3 vacantes y 37
adjuntos interinos. La Diputación aprobó 32 nuevas plazas, que
fueron cubiertas por oposición libre entre los años 1981 y 1982.
Para
cumplimentar el RD.2082/78 se nombró a un jefe de personal en agosto
de 1979 y en octubre de este mismo año al gerente, de igual modo se
creó la junta de gobierno. El comité de empresa que no estaba
conforme con el modelo que exigía el RD en cuanto a la junta de
gobierno, se llego a un acuerdo con el aumento en dos miembros de
dicho comité.
La
junta facultativa fue creada con las comisiones clínicas de:
infecciones; farmacia; docencia, archivos y biblioteca; historias
clínicas; tejidos y necropsias; mortalidad. En esta junta
facultativa se dio entrada no solo a los médicos sino a los
ayudantes técnicos sanitarios (ATS). Elaborándose los
correspondientes estatutos.
Son
varios los problemas que se van a presentar con esta nueva
estructura. El primero la exigencia horaria de los médicos de ocho
de la mañana a tres de la tarde. Para ello se exigía la firma de
los mismos a la entrada al centro. Solo el servicio de Traumatología
y los médicos interinos obedecieron la orden. Ante esta situación
la Diputación Provincial abre expediente disciplinario a los cuatro
Jefes de Departamento. El Dr. Queipo tras una dura asamblea de cuatro
horas de duración convence a su personal para que la firma sea
aceptada.
Otro
punto de roce que se produjo en esta etapa, ocurrió en junio de
1980. El Gerente elaboró unas nuevas ordenanzas, mediante las cuales
los médicos que atendían de forma privada a pacientes en el
hospital, no podían pasar factura alguna por su asistencia. Esto
ocasionó una fogosa Junta Facultativa donde se increpó
negativamente a la Diputación junto a sus diputados. Ante esta
situación, los Jefes de Servicios fueron convocados por la Excma.
Diputación anunciándoles medidas disciplinarias. Estas nunca se
llevaron a cabo.
Los
problemas no cesaron, y en diciembre de 1980, se abriría expediente
disciplinario con suspensión de empleo y sueldo al jefe de Servicio
de Radiología por una presunta irregularidad en la recuperación de
la plata existente en las placas de radiodiagnóstico. Ante este
hecho los médicos del hospital se constituyeron en asamblea
permanente, hasta que no se suprimieran las medidas tomadas con el
radiólogo en cuestión. Son sancionados por la Diputación mediante
apertura de expediente a los Jefes de Departamento de Cirugía,
Tocología y Medicina Interna. Los expedientes de los Jefes de
Servicio de Cirugía y Tocología fueron levantados, pero la
ratificación del Jefe de Medicina Interna, mantuvo su expediente,
que por otro lado, no tuvo consecuencias, pues pasó a ocupar el
espacio de un cajón de la Diputación, sin ningún efecto
disciplinario
Esta
dura situación desemboco en una asamblea mayoritaria del personal
médico del hospital donde se cuestiono el apoyo o el rechazo del Dr.
Queipo. Por pocos votos se aprobó el rechazo a la dirección del
hospital, pero la Diputación no acepto esta situación y la dimisión
del Dr. Queipo no se produjo. La moción de sanción hacia el Jefe de
Servicio de Radiología llevada a pleno por el PSOE fue desaprobada
por UCD y PCE, incorporándose este a su puesto en el hospital.
El
hospital a pesar de estos incidentes, seguía creciendo y aumentando
sus prestaciones y es en este mismo año (1980), cuando se remodeló
la urgencia y comenzaron las guardias de presencia física por
equipos según marcaba la ley vigente. Así se contaba con un médico
de puerta clasificador, y presencia física en: radiología (2),
laboratorio (1), anestesia (1), cirugía general (2), traumatología
(2), pediatría (2), ginecología (2), medicina interna (2).La
especialidad de hematología se contemplaba con un hematólogo de
guardia localizada.
Es
en este mismo año (1980), cuando el hospital es clasificado por el
Ministerio de Sanidad a nivel nacional en el Grupo VI, hospital de
ámbito provincial, Nivel II. En junio de 1981 el hospital solicitó
una nueva clasificación y con fecha 10 de septiembre del mismo año
pasó a ser denominado de nivel III dentro del mismo grupo al que ya
pertenecía.
En
cuanto al tema de la paralización de las obras, se retomo el tema,
mediante nuevas negociaciones con la constructora Huarte que
pretendía una actualización de precios. Estas se reiniciaron en
1980.Se fueron terminando, el pabellón de gobierno, central
telefónica, farmacia, central de esterilización, salón de actos,
pabellón completo de traumatología, salas de necropsias y
consultas. Las obras prosiguieron y el 1 de marzo de 1983 quedó el
recinto hospitalario cerrado, con solo dos puertas de acceso, la
entrada principal y la de urgencias. Quedaba, en cuanto a inversiones
importantes en este momento, la central de energía que suministraba
tanto el agua caliente como el aire acondicionado, y que solo se
disponía no exento de problemas en quirófanos, urgencias y rayos.
FORMACIÓN
MIR
La
formación del médico especialista, se actualizó en España en el
año 1978 con una nueva dimensión, a través de un periodo de
formación para médicos internos residentes (MIR), apoyada por el
Real Decreto 2015/1978, en el que se determinaba la duración,
criterios y contenidos necesarios para la formación en las
especialidades médicas. Hasta esa fecha el sistema de formación
quedaba ligado a las disposiciones parciales de la Ley de
especialidades de 1955. El Real Decreto aprobado en 1978 facilitaba
por fin un cuerpo de conocimientos y de exigencias comunes que
garantizaran la correcta formación del médico especialista. Dicho
decreto vería mayor concreción en 1984, con la publicación del
Real Decreto 127/1984, de 11 de enero (publicado en BOE del 31 de
enero de 1984) en el que se regulaba la formación especializada y la
vía para la obtención del título de especialista. Este periodo de
formación se debía realizar en hospitales con la debida solvencia
docente.
El
hospital en 1980 pretendió engancharse al carro de la docencia en
esta nueva andadura, pero entre los requisitos requeridos para
impartir la formación MIR, le faltaban dos de ellos: no disponía
con el número de necropsias realizadas necesarias y no contaba con
un archivo central de historias clínicas. La Diputación tomó
cartas en el asunto y enseguida se lograron estos objetivos, además
de la creación de una nueva biblioteca, de tal forma que al año
siguiente, en 1981, el Hospital Civil fue acreditado para la docencia
en los servicios de medicina interna, cirugía general,
traumatología, anestesia, otorrino, obstetricia y ginecología,
pediatría, y anatomía patológica.
PLANTILLA
HOSPITALARIA EN EL AÑO 1983
Según
datos facilitados por el Dr. Queipo, este realizó un balance de
personal entre el real con que contaba el hospital y el estimado por
él para una asistencia ideal y futura que pensaba implantar. Así de
los 163 médicos con que contaba el hospital que suponía el 11.64%
del total de su personal, el Dr. Queipo estimaba como ideal ascender
a un 22% a este colectivo. De igual forma el personal de enfermería,
administrativos, oficios y personal no cualificado que correspondían
en números absolutos a 680,102, 87 y 371 personas y a porcentajes
reales de 48.47, 7.27, 6.20 y 26.44 de la plantilla, quedarían
establecidos en 45, 10, 5 y 18% ideales para el buen funcionamiento
del hospital.
En
este mismo año se cubrieron 31 plazas más de médicos, con lo que
el balance de médico por cama seria de uno por cada 3.57 camas. Las
dependencias asistenciales del hospital estaban distribuidas por
salas con un número de 31, 25 y 22 camas, según la especialidad
médica que se tratará.
El
organigrama jerarquizado del hospital era el siguiente: jefaturas de
departamento (4): medicina, cirugía, materno-infantil y servicios
generales. Jefaturas de servicio (19) : medicina-interna,
cardiología, digestivo, neumología, dermatología, unidad de
medicina intensiva (UMI), hematología, cirugía general,
traumatología, otorrino, oftalmología, urología, anestesia,
tocoginecología, pediatría, anatomía-patológica, laboratorio,
radiología, farmacia. Jefaturas de sección (38): medicina interna
(5), neumología (1), cardiología (1), digestivo (2), hematología
(2), UMI (1), nefrología (1), cirugía general (4), traumatología
(5), otorrino (1), urología (1), anestesia (3), tocoginecología
(2), pediatría (2), anatomía patológica (2), laboratorio (3),
radiología (1), estomatología (1).
En
este momento estaban pendientes de crearse las secciones de
reumatología, alergia y oncología, según exigía la recalificación
del hospital, como institución hospitalaria de Grupo VI. Nivel III.
COBERTURA
ASISTENCIAL EN ESTE MOMENTO
El grueso de la asistencia
hospitalaria se realiza a los enfermos de la Seguridad Social. Cuando
el Hospital Carlos Haya estaba sin camas o la urgencia colapsada, se
derivaban los enfermos al Hospital Civil. Por otro lado, la mayoría
de estos enfermos eran casos desesperados que de forma regular morían
tras sus primeras horas de ingreso. En caso de enfermos pediátricos,
esta situación de traslado se producía con menos frecuencia, pero
si en caso de epidemia.
Al
Hospital Civil llegaban también enfermos de la Beneficencia
Provincial, en menos número, pero es al fin y al cabo para lo que
estaba destinado el hospital. Los pacientes de la Beneficencia
Municipal también eran atendidos, si bien existía en Málaga el
Hospital Noble para ellos. Estos enfermos benéficos, se instalaban
en el hospital como en un asilo, pues la mayoría de ellos más que
enfermos eran problemas sociales de falta de cuidados y atención
humana.
Por
último llegaban al hospital pacientes privados y algunos de seguros
concertados con la institución.
De
entre las reflexiones que realiza el Dr. Queipo ante esta situación,
con objeto de dar soluciones, se desprenden conceptos innovadores que
más adelante se han hecho realidad, entre ellos están: la
sectorización hospitalaria de la ciudad, la mejor coordinación
entre medicina primaria y especializada, la creación de residencias
para la tercera edad, asilos entonces, y el concepto actual de
eficiencia, es decir según las palabras de don Enrique:
”El fin último que debe perseguirse en toda organización
asistencial es conseguir la máxima calidad con el menor coste
posible, cosa que todavía no se comprende en nuestro país”.(1983)
El
Dr. Queipo de Llano, en este momento, sigue incansable trabajando, a
pesar de su jubilación oficial desde el año 2004, digo oficial
porque no cesa su actividad tanto asistencial como docente y son
pocos los momentos libres que aún le quedan en su quehacer diario.
Introducirse en su curriculum, es como adentrarse en un tratado de la
especialidad que ejerce. Son innumerables sus contribuciones
innovadoras a la cirugía ortopédica y traumatología tanto a nivel
nacional como internacional, en forma de conferencias, artículos,
libros, organizador de congresos, director de cursos, docente por
excelencia, en resumen, “maestro”.
DE
LAS PUBLICACIONES DEL HOSPITAL
Los
profesionales del Hospital Civil siempre han contribuido con
publicaciones científicas en revistas importantes de cada una de las
etapas de su historia y que si hoy las tuviéramos que clasificar
estarían con términos actuales entre las indexadas o de mayor
índice de impacto.
Pero
tiene el hospital en este sentido una nueva peculiaridad como tantas
de ellas que le hacen singular y único, la edición de su propia
revista, por la Excma. Diputación Provincial de Málaga.
En
1946 empieza a editarse Anales del Hospital Provincial de Málaga, su
primer número en el mes de septiembre coincide con el ochenta
cumpleaños del Dr. Gálvez Ginachero.
Como
homenaje a tan insigne medico, le piden la colaboración de un
artículo en este primer ejemplar y el sin dudarlo, con su carácter
siempre servicial contribuye dando a la luz una pequeña historia que
existía sobre el hospital de uno de sus médicos del siglo XIX y que
más de una vez he nombrado en el texto: don Manuel Casado y Sánchez
de Castilla. Este artículo y su fuente han sido el cuaderno de
trabajo que me ayudo a escribir este libro y que al final del texto
transcribo en su totalidad por su interés. Lástima que esta revista
que prometía una continuidad, quedara solo en este primer ejemplar.
A
principios de octubre del año 1946, la Gestora Municipal, y bajo la
propuesta de los visitadores del hospital Sres., Peña Hinojosa y
Altamirano, acuerda instituir el premio, “Gálvez
Ginachero”. Su objetivo
era premiar el mejor trabajo “científico
inédito”, presentado por
los médicos del hospital o por aquellos que si bien no estaban en el
hospital, si estaban vinculados al mismo. La convocatoria se
estableció de forma anual y la cuantía del premio fue de 5.000
pesetas.
El
primer agraciado en recibir el premio fue el Dr. Don Antonio Padilla
Villalobos, asistente del Hospital Civil Provincial, por su trabajo,
“Valoración de los
distintos métodos exploratorios en el diagnostico de las lesiones
valvulares mitrales”.
En
esta primera edición la Excma. Diputación Provincial publicó un
libro, del que todavía se encuentran algunos ejemplares, en el que
figuraban, además del trabajo premiado, la justificación del premio
y colaboraciones de los doctores, don Pascual López Magaña, don
Jesús Pérez Alvarez-Laviada, y don Antonio Gómez Fernández da
la Cruz, como médicos participantes finalistas.
El
premio “Gálvez Ginachero”
1947, recayó sobre el Dr. Don Antonio Gómez Fernández de la Cruz
por el trabajo: “Modificaciones
glucogénicas por instilación de éter intraduodenal”.
En
1980 se creó una nueva revista científica,”Archivos del Hospital
Provincial de Málaga”, siendo director del hospital Dr. Don
Enrique Queipo de Llano. La misma era de periodicidad cuatrimestral y
contaba con la colaboración del resto de los hospitales de Málaga y
de su Facultad de Medicina
En
Junio de 1982 el hospital se encargó de la publicación del libro
“Trasplante de Órganos y Tejidos”. Un pionero en la materia,
bajo la dirección de don. José María Carrillo Montesinos y previa
autorización de la presidencia de la Excma. Diputación con cargo a
los “Archivos”, como una edición extraordinaria de los mismos.
Su contenido se basó en un curso monográfico de doctorado, del
mismo nombre impartido en el curso 1979-1980, organizado por el
departamento de Cirugía de la Universidad de Málaga. Quince
profesionales expertos tanto de Madrid como de nuestra ciudad,
dejaron plasmados para la posteridad los conocimientos que en materia
de trasplante se tenían en aquel momento.
Se
realizó un despliegue de divulgación: 200 ejemplares se enviaron a
las universidades Americanas; 400 a las diferentes cátedras;
hospitales provinciales, ciudades sanitarias, Cruz Roja, hospitales
comárcales, facultades de Medicina del territorio español. Se
enviaron dos ejemplares al Ministerio de Educación y Ciencia,
Sanidad y Consumo. Y al Rey Don Juan Carlos se envió el numero 0.El
periódico Sur recogería una entrevista divulgativa realizada a los
doctores, Queipo y Carrillo con motivo de su publicación.
FACULTAD
DE MEDICINA DE MALAGA
En la década de los años sesenta, se
remonta el nacimiento de la Universidad de Málaga, ante la demanda
de una sociedad que reclama la desigualdad con otras provincias
españolas y de otras ciudades europeas, pues era la única por este
tiempo con más de trescientos mil habitantes y sin universidad. Las
voces de Málaga toman forma con la creación en 1968 de la
Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga.
El Colegio Universitario de Málaga,
comenzó a funcionar en el curso 70/71 (dotado en un principio de
secciones de ciencias, letras, medicina y farmacia), un año más
tarde se establece el decreto de creación de la Universidad de
Málaga firmándose el 18 de agosto de 1972 y publicado en el Boletín
Oficial del Estado el 30 de septiembre de ese mismo año. La
Universidad constaba inicialmente de la Facultad de Ciencias
Económicas y Empresariales, ya existente, y de la Facultad de
Medicina, creada en este momento.
En una pequeña estancia, en el
lateral derecho de la planta baja del hospital, en lo que era por
aquel entonces, el aula de la escuela de enfermería, y hoy consultas
de cirugía maxilofacial, un grupo de alumnos procedentes primero del
colegio universitario de la Alameda y luego del colegio edificado en
la térmica junto a las playas de San Andrés, comienzan el segundo
año de la carrera de medicina. Octubre del año 1972, se suman las
ilusiones de aquellos pocos alumnos y de aquellos vocacionales
profesores, que sin rango de cátedra supieron inculcar en los
primeros, conocimientos y sobre todo vocación de auténticos
médicos.
Inolvidables los seminarios en los
sótanos del hospital y la sala de disección al final del recinto,
en el depósito de cadáveres, que no rara vez se unían las
risotadas de la gente joven en prácticas, con los llantos de los
familiares que velaban a sus difuntos. En la sala de disección a la
derecha se encontraba una piscina mortuoria, donde se almacenaban en
formol los cadáveres para las prácticas.
En 1973, siendo presidente de la
diputación don Francisco de la Torre, se decide ubicar a la Facultad
de Medicina en parte del pabellón diseñado para laboratorios,
situado en el recinto hospitalario, como un edificio anejo al
hospital. Las obras se realizaron a toda marcha durante el verano de
1974 para estar operativas las aulas al comienzo de curso 1974/1975.
De esta forma los laboratorios de Hematología, Microbiología,
Anatomía Patológica y Análisis Clínicos se alojaron en las dos
plantas de arriba y en el sótano y primera las aulas, las
dependencias de decanato y secretaria.
En este pequeño espacio físico se
dieron grandes clases tanto teóricas como practicas a cargo de los
profesores: Castro Romero y Smith Agreda de Anatomía, Peran Torres y
Peran Mesa, padre e hijo que impartieron Bioquímica y Fisiología
respectivamente; Rodríguez Ordóñez, Histología; Fraga García,
Patología General; López Magaña, Patología Quirúrgica; Juárez
Fernández, Patología Médica; Sánchez de la Cuesta, Farmacología;
Carrillo Casaux, Dermatología; Domínguez Estévez, Terapéutica
Física; Luna Moré, Anatomía Patológica; Peña Carrillo,
Oftalmología; Bermúdez Polonio, Otorrinolaringología; Queipo de
Llano, Traumatología; Oliva Marra-López, Ginecología; Arce Aviño,
microbiología; Calvo Torrecillas, Higiene; Martínez Valverde,
Pediatría; Gradillas Regadón, Psiquiatría; Carrillo Martos,
Historia de la Medicina.
Los cuarenta y cinco alumnos de la
primera promoción de Medicina de Málaga terminamos los estudios
correspondientes a la licenciatura en este edificio, sin solera, pero
lleno de inquietudes y nuevas experiencias. Era junio de 1977.
LOS
BUENOS MEDICOS DE “AQUELLOS AÑOS”
Nombrar
a cada uno de los médicos que han pasado por un hospital que tiene
más de medio siglo sería interminable y este texto pasaría a ser
más una enciclopedia. Pero no sería justo hablar de un edificio sin
sus gentes, pues edificio y gente hacen del hospital un ente lleno de
vivencias y recuerdos. Los que a continuación nombro si bien fueron
los mejores, no por ello fueron menos los que no están en estas
líneas, bien por fallo de mi memoria, por no coincidir en el tiempo
o simplemente por el ya mencionado espacio.
Una
característica si han tenido todos los médicos que ejercieron a lo
largo de los años por el hospital: eran diferentes, eran señores de
la salud. Se podría decir que tenían “cache”. El edificio era
una vecindad y cada sala una familia.
Internistas:
Dr. Don Antonio Gutiérrez Mata, Dr. Don Juan Díaz Calero, Dr. Don
Juan Márquez Gemar, Dr. Don Carlos Carralero Acosta, Dr. Don Felipe
Chaneta Pérez, Dr. Don Antonio Moncada Moneu (cardiólogo), Dr. Don
Eduardo Franquelo Villalonga (gastroenterólogo) Dr. Porras Díaz
(digestivo),Dr. Don Antonio Llamas Mármol; Dr. Don José Noblejas
Gutiérrez (pediatra), Dr. Don Rafael García Bredenberg (hematólogo
clínico), Dr. Don Mariano Narbona López ( hematólogo trasfusor);
neumólogos: Dr. Benítez Lozano, Dr. Dávila Baz, Dr. Sarhan, Dr.
Sánchez- Lafuente.
Cirujanos:
Dr. Don Pascual López Magaña, Dr. Don Juan Pedro de Luna Jiménez,
Dr. Don José Rivas Torres, Dr. Don José María Carralero Acosta,
Dr. Don Manuel Domínguez García, Dr. Villalobos, Dr. Cisneros, Dr.
Gluckmann, Dr. Rivas Marín; ginecólogos: Dr. Narbona Vázquez,
Dr. Don José Luis Oliva Muñoz, Dr. Don Diego Narbona López; Dra.
Doña Mª Carmen Florido; urólogos: Dr. Don José Ángel Marín
Martín, Dr. Don Juan Jesús Duarte Vázquez; anestesistas: Dr. Don
Carlos Clavero Prior, Dr. Don José Sarmiento Pardo, Dr. Don
Francisco Linares del Río; traumatólogos: Dr. Don Enrique Queipo de
Llano, Dr. Don Alfredo Queipo de Llano, Dr. Don Felipe Martín, Dr.
Don Felipe Luna, Dra. Doña Elvira Montañez; Dr. Don Antonio Carillo
Casaux y Dr. Don José María Carrillo Montesinos (dermatólogos);
Dr. Don Ricardo Bermúdez Polonio (otorrino); Dr. Rivera
(oftalmólogo).
Servicios
generales: Dr. Don Juan Pedro Raya y Raya (patólogo), Dra. Doña
Matilde Polo Camacho (patóloga), Dr. Don Rafael González de Gor
(laboratorio), Dra. Doña Ana María Martínez Gonsalbez
(laboratorio), Dra. Doña María Luisa Martí Herrero (bioquímica),
Dr. Don Sergio del Río Mapelli (bacteriología), Dr. Don Luis A.
Arribas de Rodrigo (radiología), Dr. Don Daniel Herrera Gutiérrez
(radiólogo). Dr. Don Jaime Alonso Oliva (medicina preventiva)
Y
muchos, muchos más son los médicos que trabajaron en este hospital,
algunos desgraciadamente no están entre nosotros, otros disfrutan de
su jubilación y los demás siguen trabajando en el hospital Virgen
de la Victoria.
Me
vienen tantos recuerdos de aquellos años, pero si hay que recordar a
alguien de los que no están, seria sin dudarlo al Dr. Don José
María Carralero.
DR.
DON JOSÉ MARÍA CARRALERO: Hombre
fundamentalmente bueno, gran cirujano, meticuloso en su diagnostico y
bien hecho en el quirófano. De mirada agradecida, se adelantaban sus
ojos a la sonrisa de sus labios. Escuchaba a todos con gran paciencia
y siempre quitaba importancia a la enfermedad para gratificar y
tranquilizar al enfermo.
“Al
poco de casarnos nos trasladamos a Málaga y José María ganó las
oposiciones al Hospital Civil”.
Así me lo contaba Pepita, su mujer que compartió y comparte su vida
con el Dr. Carralero, pues para ella: “sigue
estando a mi lado”.
Cuando
la llame para concertar una entrevista, lo primero que le comente es
que no quería remover recuerdos y causarle dolor, a lo que me
respondió con gran sorpresa por mi parte: “Ninguno
para mí, es como si no se hubiera ido”.
Es verdad, en su
conversación no había ausencia de José María sino una presencia
continua.
“Tenia
un gran corazón, quiso adoptar a un niño, que se quedo huérfano a
cargo de su abuela, pero no pudo ser. Ese niño se hizo un maleante y
estando José María de Guardia, entro mal herido al hospital y le
salvo la vida. Más tarde siguió con malos pasos y creo que el chico
falleció”.
El
Dr. Carralero tenía una actividad intensa, por la mañana lo primero
que hacía era pasar visita en el Parque de S. Antonio a las 7 de la
mañana, después como profesor de sala asistía al Hospital Civil
desde las 8 durante toda la mañana, a las dos de la tarde pasaba un
cupo en la Caja Nacional y por la tarde seguía operando en las
clínicas Gálvez y Parque. Había días que intervino hasta
treinta pacientes. Su corazón no resistió este ritmo y nos dejo en
1980.
“Mi
casa siempre estaba abierta a todo el que llamaba y el teléfono
siempre se atendía fuera la hora que fuera”.
EL
PSIQUIATRICO
La Ley de Beneficencia de 1852,
otorgaba al Estado las competencias en la atención de los dementes,
por Orden de 27 de julio de 1870, se dispuso que las Diputaciones
Provinciales establecieran en los hospitales departamentos para
dementes o que los enviaran a otros hospitales generales ya
existentes. Es por esto que, a finales del XIX, en 1885, se
trasladaron al Hospital Civil varios enfermos mentales, procedentes
del Asilo de los Ángeles y se procediera a la edificación de un
pabellón, dentro del recinto hospitalario pero fuera de edificio
central para esta función, como ya se ha descrito en páginas
anteriores.
El Estatuto Provincial de 1925,
determinaba entre otras, como obligación mínima de las
Diputaciones, sostener una casa de reclusión de dementes pobres. En
1931, por Decreto de 3 de julio se modificó la legislación vigente
en materia de establecimientos psiquiátricos, quedando definidos
como establecimientos psiquiátricos oficiales, los sostenidos por el
Estado, Las Diputaciones o los Ayuntamientos.
La Ley de Bases de Sanidad 1944,
determinó, las obligaciones de las Diputaciones y la naturaleza de
los servicios sanitarios provinciales, así como la atención
psiquiátrica que estas debían ejercer. La Ley de Bases de 1945,
estableció como obligaciones mínimas de las Diputaciones, la
instalación y sostenimiento de, entre otros, hospitales médico -
quirúrgicos y hospitales psiquiátricos y determinó así mismo,
que, en el caso de no ser creados directamente, era posible
establecer conciertos con otros públicos o privados ya existentes.
La Ley General de Sanidad 14/1986
determinó el ámbito de la atención a los problemas de salud
mental, los cuales, se redujeron al autonómico. A partir de ese
momento, las Diputaciones podrían asumir funciones en dicha materia,
a través de la delegación que las Comunidades Autónomas
establecieran.
Desde su implantación a finales del
XIX, la atención a enfermos mentales, era una función específica e
independiente, aunque vinculada como departamento dentro del Hospital
Civil. Desde 1979 se constituye en Hospital Psiquiátrico
independiente del que dependían a su vez distintos centros
comarcales. En 1987 la unidad de agudos del Psiquiátrico se
integraría en el Hospital Civil como unidad de Psiquiatría,
formando parte más tarde del proceso de integración del
Psiquiátrico al Servicio Andaluz del Salud.
Según quedaba establecido en el
Reglamento de Régimen Interior de 1934, en su artículo 181, a pesar
de ser una práctica recogida con anterioridad, los pacientes
realizaban trabajos artesanales de esparto y soga, así como
ejercicios de jardinería y arreglos florales, cuyos beneficios
económicos revertían en los mismos pacientes sobre su ropa, tabaco,
o postres.
En
la actualidad la Diputación gestiona por delegación, una Unidad de
Psicodeficientes de carácter crónico y agudo denominada Centro de
Discapacitados Guadalmedina. Esta unidad ubicada en el recinto del
Hospital Civil ocupa las dependencias del antiguo pabellón García
del Olmo.
Recuerdo de mi época de estudiante de
medicina como los enfermos mentales estaban paseando por los jardines
del recinto hospitalario, una pareja de novios, el paciente con su
clavel en el sombrero de paja, amenizado por su transistor acomodado
al lado del hombro, o aquel chico grande y fuerte que un día me
abrazo por un pasillo y creí no contarlo.
UNA
MENCION ESPECIAL EN EL RECONOCIMIENTO AL QUE FUE EL CRONISTA DEL
HOSPITAL CIVIL PROVINCIAL: DON LUIS ALCALÁ JIMENEZ
En el tiempo en que escribir se hacía
a base de máquina, primero con el solo impulso de los dedos, y más
tarde con la ayuda de la electricidad; no existían los ordenadores,
y la comunicación habitual para los de fuera de la provincia era por
correo postal, un hombre con gran cariño al hospital escribió sobre
el mismo desde sus comienzos.
Luis Alcalá Jiménez, nació en el
malagueño barrio de la Victoria un 11 de Abril de 1918, recibió el
bautismo en la antiquísima parroquia de Santiago, realizó sus
estudios de primaria durante la II República y terminó el
bachillerato en un colegio de la Compañía de Jesús. La Guerra
Civil española interrumpió su juventud y fue llamado a filas a la
batalla del Ebro.
Desde pequeño le apasionó el mundo
de las letras, sus dotes literarias las puso pronto de manifiesto con
la creación de la revista Nubes, donde no solo demostró estas
sino las de pintura, maquetación y diseño.
En el año 1941 ingresa en el Hospital
Civil Provincial, para trabajar en él durante más de cuarenta años,
primero como secretario del director del pabellón psiquiátrico, mas
tarde siguió en el mismo cargo, pero del administrador general, a
la vez que ocupo el puesto de oficial administrativo de estadística,
por ultimo fue jefe de negociado de Investigación histórica de
dicho centro.
Se
casó en 1959 con doña Ángela Gutiérrez Rodríguez, que
pacientemente, vio las paredes de su casa tapizadas de libros. Fruto
de su matrimonio nacieron dos hijos, Alicia y Luis.
Si
bien su mundo era el de las letras, la vida irónica a veces, le hizo
convivir con los números toda su existencia como responsable de los
datos estadísticos del hospital, no por ello su trabajo fue menos
eficiente, pues sus porcentajes, medias y frecuencias eran fiel
reflejo de la realidad hospitalaria. Añadir que no contaba ni con
una pobre calculadora de bolsillo.
Además,
fuera del hospital, en su casa de noche, los domingos, fue
recopilando datos, contacto con media España y parte de Europa para
conseguir: documentos, fotografías, planos que le llevaran al
conocimiento de su hospital. Su obra fue tan vasta que dio para cinco
tomos grandísimos, no solo en tamaño sino en contenido que los
título:” Atlas Histórico Clínico del Hospital de Málaga desde
los Reyes Católicos a Nuestros Días”.
Este
trabajo y su gran actividad investigadora llevaron a crear por parte
del hospital, siendo director del mismo el Dr. Raya y Raya, el
departamento de Investigación Médico Histórica, donde se estaban
llevando a cabo trabajos de gran importancia como: “El Suicidio
Patológico y Normal”, “La Medicina y los Hospitales”,
“Historia del Hospital Psiquiátrico”, “La Medicina y los
Hospitales en el Califato Español”, entre otros documentos de gran
valor histórico.
Escritor,
poeta, hombre de letras, atraído por la medicina bajo su visión,
biográfica, estadística, historiográfica, supo recoger
documentación, manuscritos, cartas, recortes de prensa; que recopilo
con gran acierto. Sin ningún tipo de ayuda económica e incluso a
veces costándole el dinero, dejo para los estudiosos del hospital
una nutrida fuente.
Alicia,
su hija se le nota el gran cariño que le tenía a su padre, y como
él es una seguidora de su adoración por los libros: “En
su tiempo libre, olvidaba los números y se dedicaba a su pasión por
escribir: poesía, cuentos, teatro, conferencias. . .Escribe varias
obras de teatro entre las que destaca la Ilusa en 1945”.
En 1983 don Luis se jubiló, antes del
traslado del personal al Hospital Virgen de la Victoria. Dono toda su
obra, con la condición de que siempre estuviera custodiada en la
biblioteca del hospital a excepción del: “Atlas Histórico”, que
según su deseo se podía depositar en la Biblioteca Cánovas del
Castillo.
Su intención de publicar el Atlas no
fue posible. Al haber solo un original este fue pacientemente
fotocopiado por don Manuel Molina Gálvez, amigo personal de don Luis
y actual Responsable de la Sección de Fondos Locales de la
Biblioteca Cánovas del Castillo, donde se encuentra las fotocopias
del Atlas en tres tomos depositada. Gracias a este guardián de la
obra de don Luis, podemos disponer de parte de sus escritos, pues
al cabo de los años el original desapareció de la biblioteca del
hospital y algunos más de sus libros, aunque más tarde parece ser
que se encontraron en la Facultad de Medicina de nuestra ciudad.
Con
los sinsabores del traspapelado de sus textos, el Sr. Alcalá nos
dejo hace un par de años tras una penosa enfermedad. Valgan estas
líneas como un modesto reconocimiento a quien tanto estudio sobre el
Hospital Civil Provincial San Juan de Dios de Málaga y sirvan de
alguna forma para reparar lo irreparable con el expolio que sufrieron
sus escritos.
“Un
hospital no es una fábrica donde se estudian las pérdidas o
ganancias dinerarias a fin de cada mes.
Un
hospital es una fábrica de salud y la salud Sres. no tiene precio.
Por
tanto, lo que se ha perdido, por las razones que sea, tiene que
generarse a toda costa. Y, por si es poco, el pueblo puso su
contribución, e ilusión, en levantarlo y acudir a él.
Por
eso, no podrá ser jamás defraudado este ni cerrarse aquel; salgan
las cuentas por donde salgan, que muchas veces no salen bien.
Ya
me dirán si cuando tengan necesidad de sufrir una grave e importante
operación, van a reclamar al cirujano: ¡Por favor no gasten mucho
en operarme!
Y
todo esto que digo no es petulancia ni tampoco frivolidad; dicho sin
adobo, requemor ni pulimento.
Luis
Alcalá Jiménez
Octubre 1981”
DR.DONGONZALO
CISNEROS: DIRECTOR DE LOS DOS HOSPITALES
Una
vez deja de ser director del Hospital don Enrique Queipo de Llano en
1983, la Excma. Diputación Provincial tenia establecido en su
totalidad el organigrama hospitalario del ya mencionado RD.2082/78.El
modelo directivo que se adelanto en dos años al que asumieron los
demás hospitales de la red pública y que hoy sigue vigente lo
formaban, la Dirección Gerencia y las Direcciones: Facultativas,
Económica, de Enfermería y de Servicios Generales.
En
este momento es elegido como director médico del hospital a don
Gonzalo Cisneros Garcés, que ya tenía bagaje directivo, pues como
se ha comentado con anterioridad era uno de los brazos de apoyo del
Dr. Queipo en la etapa anterior.
El
Dr. Cisneros natural de Málaga, se formo como medico en la Facultad
de Medicina de Granada obteniendo el título de licenciado en 1975,
mas tarde continuo su aprendizaje en el Hospital Civil como cirujano,
obteniendo su título de especialista en 1978 por la Universidad de
Málaga. Tras oposición ocupo la plaza de adjunto de cirugía
digestiva hasta el año 1981, para ser mas tarde jefe de sección del
mismo servicio hasta 1983, que ocupo la Dirección Médica del
Hospital.
Su
curriculun repleto de másters en gestión y dirección avalan la
importancia de su labor al frente de este hospital, primero como
Director Médico y más tarde en 1986,con la salida del Gerente, como
Director Gerente del mismo junto al Dr. Jaime Alonso Oliva que ocupo
en este momento la Dirección Medica del centro. El SAS en 1988 lo
propone como director gerente del Hospital Clínico de Málaga, cargo
que ocupo hasta 1994, para serlo a continuación del Hospital Reina
Sofía de Córdoba hasta 1996.
Con
el traslado de los pacientes, personal e instrumentación al Hospital
Virgen de la Victoria en 1989, el Dr. Cisneros tuvo que dirigir una
gran empresa que no fue fácil. La conjunción de tres colectivos
distintos: personal de la Diputación, personal de la Facultad de
Medicina y del propio SAS, fue tarea complicada de difícil gestión
pero que la sencillez de este director la define como: “La
oportunidad de una enriquecedora y podría decir singular experiencia
personal y profesional”.
El
proceso de integración de estos tres sectores, así como de las
diferentes Centrales Sindicales como representantes de los colectivos
profesionales y del resto de trabajadores de la Diputación,
Universidad y Sistema Andaluz de Salud, fue un modelo a seguir para
generaciones venideras.
ESTUDIO
SOBRE LA SATISFACION DEL USUARIO DEL HOSPITAL CIVIL PROVINCIAL DE
MÁLAGA.
En
el transcurso de la década de los 80, se empezaba a oír ya
conceptos muy manejados ahora, como calidad, usuario, satisfacción,
términos de gestión de la calidad que el Hospital Civil empezaba a
aplicar.
Promovido
por el director de enfermería don Juan Antonio Piña López, el
hospital realizó un estupendo trabajo para evaluar el grado de
satisfacción de los pacientes que estaban ingresados en sus
enfermerías: “en cuanto a la calidad asistencial que recibían de
enfermería referente a los cuidados básicos fisiológicos de
higiene y alimentación así como su percepción sobre la seguridad y
confort que le ofrecía el centro”.
El
grupo de trabajo que lo realizó estaba constituido por doña
Francisca Gutiérrez Fernández, DUE; doña Asunción Carretero
Jumilla, asistente social; y doña Ana María Estada Vázquez,
administrativa; con la asesoría de la socióloga Bernardette
Sebrechts y doña Francisca Rius Díaz, doctora en ciencias exactas.
Se contó también con catorce personas que realizaron el
cuestionario a los enfermos.
El
estudio duro desde su planificación en el mes de abril de 1987 hasta
sus conclusiones en octubre del mismo año. La recogida de datos se
realizo desde el 25 de Mayo al 26 de Junio a 756 los enfermos mayores
de quince años ingresados en el hospital y en plenas facultades
psíquicas. La ausencia de estudios similares en el centro y lo
novedoso del tema en el país, supuso para su realización un cierto
grado de dificultad.
Además
del grado de satisfacción de los usuarios, gracias a este estudio
podemos conocer hoy al cabo de unos cuantos años datos estadísticos,
que caracterizaban a la población ingresada en este momento en el
hospital.
Entre
ellos sabemos: el porcentaje de mujeres entrevistadas (58.33%) fue
mayor que el de los hombres (41.7%).La media de edad era de 49 años,
el estado civil era de un 66.4% de usuarios casados. El 96.6 eran
españoles. Los domiciliados en Málaga ocupaban el 65.1% de los
cuales presentaban mayor incidencia las personas de los barrios de
Capuchinos, Molinillo, Palmilla, Carretera de Cádiz,
correspondientes a grupos de población con rentas más bajas.
Existía un pequeño porcentaje el 2.51% de personas de otras
provincias andaluzas y de Ceuta y Melilla. La cobertura sanitaria de
los pacientes era por la Seguridad Social en el 83%, pertenecían el
resto a la beneficencia y algún seguro privado, a excepción del
1.3% que ingresaban de forma privada.
En
cuanto a su formación y desempeño laboral: el nivel de estudios era
muy bajo, menor al grado de primarios lo presentaban el 56.4% y de
ellos no sabían leer un 15.6%. Los hombres superaban a las mujeres
en el nivel de estudios. El 18.3% eran personas con actividad
laboral, mientras que el resto eran desempleados (51.1%),
incapacitados (6.1%) o jubilados (19.7%).
La
mayoría de los ingresados lo hacían por enfermedad aguda un 34.2%
por padecimientos crónicos un 18.2% o para una intervención
quirúrgica en un 33.2% y lo hacían desde el servicio de urgencias
(48.7%) o desde el área de consultas externas en un 37.9%.
Los
pacientes entrevistados se encontraban en las salas de cirugía
(51.3%) en las de medicina interna (29.9%) y en las de maternidad y
ginecología (18.5%).
Centrándose
en el grado de satisfacción, el 94.1% de los pacientes declararon
haber sido atendidos “bien” o “muy bien”. Si bien desconocían
el funcionamiento de la sala en un 70.2%, y de los que si lo sabían
afirmaron que fue a través del personal de enfermería. Este
desconocimiento incluía el de donde formular una queja que
presentaba un porcentaje del 68.8%.La prohibición de fumar sin
embargo si la conocían el 84.9 % de los enfermos. La mayoría de la
información se daba de forma escrita, que el enfermo o bien no la
leía o no podía hacerlo por el bajo grado de formación que
presentaba.
En
cuanto a la molestia que podían ocasionar ruidos, gritos
aproximadamente la mitad negaron su existencia (56.65%), los que los
afirmaron eran achacables a los mismos pacientes en estado grave, a
la televisión muy alta y a las propias visitas. La mayoría de los
pacientes (81.4%) estaban de acuerdo con el régimen de visitas y
volverían al hospital (91.7%) en caso de nuevo ingreso.
Referente
a propuestas de mejoras, los pacientes en un 56.92% no presentaban
ninguna opción de cambio, el 37.25 % si lo harían y un 21.74% en
aspectos relacionados con: la comida, ropa, mobiliario, y aumento de
enfermeros. Los pacientes como sugerencias aportaron la del trato más
humano con el enfermo, la mejora de la atención médica y el aumento
del personal de enfermería.
Son
muchos más los datos que este estudio aporto para tomar el pulso en
aquel momento al hospital y establecer medidas de mejora entre las
que destacar: limitar la información sobre el hospital de forma
escrita, dando paso a la comunicación personal entre los sanitarios
y el enfermo, la mejora del mobiliario y adecuación de las
habitaciones y la participación directa de la enfermería en la
creación de planes de cuidados.
“La
enfermería intrahospitalaria debe potenciar en su campo de
competencias el adiestramiento y la educación individualizada a los
pacientes, puesto que con ello facilita la recuperación más
efectiva de sus procesos, disminuye la estancia media hospitalaria y
puede evitar la rehospitalización.”
DON
JUAN ANTONIO PIÑA LÓPEZ
Si
se tuviera que elegir un representante del colectivo de enfermería
del Hospital Civil, sin duda los que hemos trabajado en el mismo
pensaríamos en una persona como referente de dicho grupo,
pensaríamos en don Juan Antonio Piña López.
La
vida de don Juan Antonio Piña está ligada al hospital desde sus
doce años, que entro en el mismo para ejercer las funciones de
monaguillo. Su madre trabajadora del hospital enviudo muy joven y en
tiempos nada fáciles, tuvo que sacar a sus tres hijos adelante. En
aquel momento, don Juan Antonio, ganaba 75 pesetas al mes ayudando en
las labores de la capilla y por cada entierro dos más. También
ocupo el puesto de botones en la oficina administrativa del centro.
“La
apertura de la escuela de ATS masculino de la Excma. Diputación
Provincial me provocó la idea de estudiar el bachiller para acceder
a ella. Así que estudie bachiller por la noche, realizaba el
Servicio Militar por la mañana y por la tarde trabajaba en la
oficina del Hospital”
Una
vez terminado sus estudios de enfermería con matrícula de honor,
fue reclamado por su compañero don Antonio Rodríguez Pérez para
formar parte del equipo de ATSs de anestesia. En aquellos momentos la
anestesia no era especialidad médica y eran los ATSs, los
profesionales que la administraban.
“No
había respiradores sino que se administraba oxigeno mediante un
balón, a modo de fuelle, de manera manual. Las jeringuillas eran de
cristal y había que lavarlas para volverlas a utilizar y cogían
cal”
En
pleno periodo de la transición española empieza su actividad
sindical en Comisiones Obreras, no sin antes haber pertenecido al
Sindicato Vertical cuando este estaba en su etapa declive. Logró
grandes mejores de bienestar laboral, entre ellas la del incremento
de las 7.200 pesetas de sueldo mensuales a las 18.000.En 1976 los
turnos de trabajo que comenzaban a las 6 de la mañana de los
enfermeros, pasaron a comenzar a las 8.
“Era
tanto el camino por delante, tanto por aprender, que la iniciación
en la democracia fue una escuela para mucho de nosotros. Estábamos
necesitados de estabilidad y prestigio y sabíamos que ningún cambio
histórico se podía hacer sin contar con los profesionales de
enfermería”
Por
el Pleno de la Corporación Provincial fue designado director de
enfermería el 9 de diciembre de 1983, con el beneplácito los
partidos políticos: PSOE, PP, y PCE. Desde este cargo se formó en
temas de gestión cursando la diplomatura en gestión de enfermería
en la Escuela de Alta Dirección y Administración de Empresas
(E.A.D.A.) de Barcelona, la de dirección y administración de
empresas por el Consejo Internacional de Ciencias Sociales de París
(UNESCO). A su vez participó como docente en múltiples actividades
relacionadas con la gestión hospitalaria.
Su
vida se desarrolló en el Hospital Civil, siendo este su casa además
de su lugar de trabajo y por tanto el traslado en 1989 al Hospital
Clínico de Málaga fue duro para él, el carácter humanitario hacia
el paciente y el compañerismo del viejo hospital se había
tambaleado.
La
jefatura de enfermería la ocupó hasta 1996 que vuelve a su puesto
en el servicio de Anestesia. En el año 2000 de nuevo emprende su
actividad sindical hasta el 1 de mayo de 2004 que se jubila de forma
voluntaria.
En
este momento esta entregado a su familia y a sus amigos. Bien
merecido lo tiene después de una vida de lucha por los enfermos y
por la dignidad de su profesión.
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