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domingo, 27 de marzo de 2016

Capitulo XV

CAPÍTULO XV
NUEVA CONCEPCIÓN DEL HOSPITAL

OTRA VEZ LA IDEA DE UN NUEVO ENCLAVE

Si bien la idea de su anterior traslado desde la catedral a los terrenos actuales, fue un proyecto muy acertado, los nuevos rumores de la necesidad de otro hospital no tenían mucho fundamento. Es verdad que la situación de los años sesenta y setenta era muy precaria tanto de medios como de personal, pero esto no justificaba la construcción de un nuevo hospital. La propuesta de vender el existente y edificar otro en la parte posterior fue madurada por unos cuantos, pero felizmente no llego a término.

Los futuros conciertos con la Seguridad Social obligaban a una remodelación del viejo hospital, sobre todo en cuanto a prestaciones hoteleras se refería, pero era razonablemente factible sobre la base arquitectónica existente.

La Excma. Diputación entró en contacto con la Dirección General de Sanidad (Coordinación Hospitalaria) para obtener créditos que permitieran dicha remodelación. Fueron concedidos y se acordó que su importe seria sufragado en un 65% por la segunda entidad y en un 35% por la Diputación.

Antes de comenzar las obras y ante la necesidad de un Hospital Clínico para Málaga, se pensó en derivar parte de los créditos para la construcción del centro docente-asistencial, adscrito a la Facultad de Medicina. Los médicos del hospital en bloque con su director don Eduardo Franquelo se presentaron en la Diputación expresando su oposición, oposición aceptada por su presidente don Francisco de la Torre que dio el visto bueno a la permanencia del hospital existente y al comienzo de las obras de mejora del mismo, de esta forma se adecuaría el viejo hospital a las nuevas demandas asistenciales. Durante un periodo de diez años se mantuvieron las obras en su recinto

En ese momento el organigrama del hospital era el siguiente: el equipo de dirección, formado por el decano y el director médico; la administración constituida por el administrador y la madre superiora; 28 médicos de Beneficencia Provincial, de los cuales 6 eran jefes de servicio y 22 profesores de sala, 20 a 25 becarios,18 practicantes y unas 50 monjas.

En el año 1972 se estableció un concierto de carácter verbal con la Seguridad Social, por el que se ofrecían camas sin determinar su número, abonando por ellas la Seguridad Social la cantidad que tuviera estipulada el centro según la categoría del encamado.

Con fecha 22 de Febrero de 1973 se estableció un nuevo acuerdo donde se especificaba el número de camas, siendo estas en numero de 200, también se establecía que el Instituto Nacional de Previsión (INP) abonara 700 pesetas por día en concepto de alojamiento, alimentación y servicios. Esta norma entraría en vigor a partir del día uno de marzo del mismo año. Con motivo de este acuerdo el hospital aprovechó para la contratación de 24 nuevos especialistas agrupados de la siguiente forma: anestesia (3), cardiología (1), cirugía (1), dermatología (1), digestivo (2), ginecología (3), medicina interna (4), hematología (1), laboratorio (2), neurofisiología clínica (1), pediatría (1) , respiratorio (1), otorrino (1), traumatología (1), urología (1).

Un año más tarde el 6 de marzo de 1974 se firmó un nuevo convenio con vigencia desde el 1 de enero de 1975, mediante el cual se podían disponer para enfermos de la Seguridad Social 215 camas, ascendiendo el pago a 1250 pesetas. En este precio estaba incluido el alojamiento, alimentación, asistencia médico-quirúrgica, anestesia, laboratorio, radiología y transfusiones. Este concierto también fue extensivo a pacientes ambulatorios y servicios de logopedia y rehabilitación. Por cada consulta abonaba la Seguridad Social al hospital la cantidad de 100 pesetas.

Se firma un tercer convenio el 28 de abril de 1975, en el que el número de camas llega a 320 distribuidas en las áreas de: medicina general y especialidades (85), dermatología (20), aparato respiratorio (17), cirugía (69), traumatología y ortopedia (48), otorrino (11), obstetricia y ginecología (50), pediatría (20). Con motivo de este incremento asistencial se contrataron 15 médicos más en las áreas: cirugía plástica (1), medicina interna (3), cirugía (2), cardiología (2), hematología (1), pediatría (2), rehabilitación (1), traumatología (2) urología (1).

Gracias a la gestión del Dr. Franquelo se concedieron al hospital 25 millones de pesetas para materiales, de los cuales se dispusieron dos para la creación de una unidad de cuidados intensivos con una capacidad de diez camas. Para ello se remodeló lo que había sido la sala 10 del hospital, paradójicamente esta instalación nunca llego a inaugurarse.

 LA URGENCIA UN PROBLEMA SANITARIO PARA MALAGA: DR. D. JUAN PEDRO RAYA Y RAYA

La referencia histórica de la medicina de urgencias en España, se puede situar por los alrededores de 1964, donde se crearon los servicios normales de urgencia, sin recursos de desplazamiento y los especiales con un sistema de movilización. Existían en los municipios de las grandes ciudades centros de atención de urgencias llamados “dispensarios” y “casas de socorro”. Muchos de los que ya peinamos canas, hicimos nuestras primeras asistencias medicas en estos centros, de los cuales los titulares de las nominas vendían de forma muy decrecida los servicios prestados, y los médicos recién terminados y con ansias de trabajar y ganar realizábamos este trabajo a precio casi de regalo.

Los hospitales en esta época disponían de “áreas de urgencias”, donde los médicos en periodo de postlicenciatura realizaban el trabajo con el asesoramiento de los ya formados como especialistas.

No solo la urgencia del Hospital Civil estaba mal en la provincia, Carlos Haya antes de la jerarquización se encontraba de forma similar. En el hospital se contaba con cinco médicos de puerta ajenos al hospital, pero responsables también de la urgencia interna. Las especialidades estaban en forma de localización y cuando el profesor de sala era requerido, tenía que cargar con parte del instrumental de su haber personal. Una intervención quirúrgica de forma urgente, era atendida por el profesor de sala que se le localizaba telefónicamente, un ATS que hacía de instrumentista y la buena disposición de asistentes voluntarios que siempre tuvo este hospital.

En 1976 es elegido por el cuerpo médico del hospital y nombrado por la Diputación a don Juan Pedro Raya Raya, Jefe de Servicio de Anatomía Patológica, para el desempeño de la dirección del hospital, cargo que ocupo desde el 1 de agosto de 1976 al 10 de enero de 1978.

El Dr. Raya, nació el 25 de septiembre de 1918, era natural de Benalúa de las Villas (Granada), licenciándose en medicina en 1945. Después de ejercer durante una temporada en Granada, se trasladó a Málaga, colegiándose en 1948.Fue concejal del Ayuntamiento y delegado de la Beneficencia Municipal.

El empeño de este profesional estuvo volcado precisamente en las urgencias. Para ello consiguió entre 1976 y 77 la contratación de 21 especialistas, dando así cobertura a la presencia física de las especialidades en esta área. Se pudo contar a partir de entonces con un médico que valoraba y clasificaba las urgencias, traumatólogos, internistas, cirujanos, anestesistas, pediatras y ginecólogos.

El año 1977 fue conflictivo pues las discrepancias entre la dirección y la Diputación llevo en alguna ocasión a la presencia de la fuerza pública en el hospital. En noviembre del mismo año dimite el Dr. Raya, pero no es tramitada su decisión, siendo tras los luctuosos acontecimientos del 4 de diciembre, la presentación de la dimisión irrevocable junto con la del último decano del hospital, el Dr. Carrillo Casaux.

Bajo la dirección del Dr. Raya, mediante el R.D. 3046/77 en octubre de 1977 se creó el Cuerpo Técnico de la Administración Especial, desapareciendo la Beneficencia Provincial, a nivel hospitalario. La nueva reglamentación establecía que las plazas se podían obtener mediante concurso oposición libre a nivel nacional, con tribunales locales y no optar a traslado. Mediante este decreto, se acordó que todos los técnicos con contrato anterior al 31 de mayo del mismo año podían consolidar sus plazas mediante oposición restringida. El hospital en este momento contaba con 42 médicos en esta situación.

EL DIRECTOR DE LA TRANSICIÓN: DR. QUEIPO DE LLANO

El Dr. Queipo fue para el hospital lo que el presidente Suárez fue para la democracia española”, según las palabras pronunciadas en el homenaje de despedida de su periodo directivo.

DON ENRIQUE QUEIPO DE LLANO, nació en Málaga el 15 de julio de 1934, cursó los estudios de licenciatura de medicina y cirugía en la Universidad Complutense de Madrid, concluyendo estos en 1957. Su formación continuó posteriormente en los hospitales de Cochin (Paris), en el Royal National Orthopaedic (Londres), y en el Hospital Sagrado Corazón (Barcelona), fueron sus maestros los profesores R. Merle Dáubigne, H. J. Seddon y el Dr. Santos Palazzi respectivamente. Volvió a Málaga y trabajó en el Hospital Civil primero como asistente voluntario en el pabellón infantil, mas tarde como traumatólogo formando parte del servicio de traumatología del que llego a ser Jefe de Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología tras oposición en 1972. A la muerte de su padre, ostentó el cargo de Director del Pabellón Infantil García del Olmo, ocupado hasta este momento por el Dr. Queipo padre.
Profesor asociado de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Facultad de Medicina de Málaga desde 1974.

En diciembre de 1977 fue elegido por el cuerpo médico como candidato a la dirección, propuesta que se trasladó a la Diputación, siendo nombrado por esta el 10 de enero de 1978, bajo la presidencia del Sr. Jiménez Hidalgo. La figura del decano se omitió, sin embargo se nombraron a dos médicos más, para apoyar y ayudar a la dirección, el Dr. Torremocha por parte del Psiquiátrico y al cirujano, Dr. Gonzalo Cisneros.

Fueron muchos los problemas que tuvo que solventar el Dr. Queipo durante los seis años que fue director del Hospital Civil. Una Diputación a la  que le resultaba pesado el hospital, unos médicos con ansia de mejora, una sanidad en general con gritos de reforma. Abanderado por la asamblea de trabajadores, bajo la directriz de Comisiones Obreras, cualquier problema del hospital había que solventarlo con el apoyo del comité de empresa y de la asamblea.

Las obras de remodelación, más funcionales que estéticas y sin ningún carácter de memoria histórica, estaban sin terminar. En términos generales estas consistían en la ubicación de unos cuerpos laterales a los seis pabellones, un bloque central, sacrificando su patio interior y la antigua capilla, y un modulo en la fachada principal para urgencias. La estructura en general era de predominio metálico en forma de jaulas gigantes.


Fuente: diario Málaga hoy

Solo el bloque central donde se ubicarían los quirófanos, la central de esterilización y el servicio de farmacia y Rx, estaban acabados, pero vacíos, es decir carecía de la dotación de instrumentación correspondiente. Para tratar de solucionar esta situación, se liberaron 200 millones de pesetas firmados personalmente por el Sr. Jiménez Hidalgo.

Los proveedores empezaron a mandar el material, pero cuando se había enviado un poco más de la mitad, hubo contraorden de la Diputación y de nuevo se produjo un retroceso. Para colmo de males, y como se dice, “las desgracias nunca vienen solas”, las riadas de 1978 en el mes de noviembre, ocasionaron las inundaciones del servicio de rayos con una pérdida considerable de material.

La visita del ministro de Sanidad don Enrique Sánchez de León Pérez (UCD), a Málaga, liberó un crédito de 91 millones para el hospital. Este y dos más de deudas pendientes a las corporaciones locales, solucionaron en parte la dotación de material que estaba sin concluir. La obra civil restante, estaba parada, pues la constructora exigía una actualización de precios.

La situación en el hospital era difícil, la obra parada, la urgencia caótica, déficit de personal sanitario y no sanitario y equipamiento insuficiente. Se trasladaron a la Diputación estos problemas, que tuvieron la callada por respuesta. El Dr. Queipo al frente del cuerpo médico y seguido en bloque por todos ellos inician un encierro en el hospital en el verano de 1978.

Esta postura de fuerza, culminó con una manifestación por las calles de Málaga hacia el Gobierno Civil, denunciando la situación del hospital, “la marcha de las batas blancas”, eran los titulares de los periódicos del momento.

El hospital realizo una labor de comunicación importante hacia la población en general y hacia los partidos políticos y colectivos profesionales, denunciando la situación y manifestando sus reivindicaciones. El pueblo de Málaga en bloque apoyo a sus médicos.

El nombramiento de un nuevo diputado delegado, Sr. Gómez Burgos, calmó la situación de esta profunda crisis que sufrió el hospital. Negociaciones sin grandes pretensiones, dieron como resultado la contratación de 23 médicos y la remodelación de la urgencia.
PASO A LA JERARQUIZACIÓN
A la llegada del Dr. Queipo a la dirección, el organigrama del hospital era el siguiente: un grupo directivo formado por el director médico, el administrador y un jefe de enfermería; siete jefaturas de servicios,15 profesores de sala, 46 médicos con contrato administrativo y 29 becarios. Después del primer año de su mandato, él Dr. Queipo realizó la jerarquización de los servicios hospitalarios, con un modelo similar a los adoptados en los hospitales de la Seguridad Social. El modelo propuesto, debía de estar operativo en cuatro años, quedando establecido de la siguiente manera: 4 jefes de departamento: medicina interna, cirugía, materno-infantil y servicios generales; 24 jefaturas de servicio, 47 jefaturas de sección y 140 adjuntos. Teniendo en cuenta que una vez concluidas las obras pendientes, el hospital contaría con una dotación de 800 camas, la proporción de medico por cama seria de un facultativo por cada cuatro pacientes, número adecuado para un hospital general de este momento.

En un escrito, con fecha 6 de Noviembre de 1978, se propuso a la Excma. Diputación Provincial este modelo organizativo, avalado por el director del centro, Dr. Queipo y los cuatro Jefes de Departamento existentes: Dr. Don Antonio Gutiérrez Mata (Medicina Interna), Dr. Don Diego Narbona (Materno Infantil), Dr. Don Juan Pedro Raya Raya (Servicios Generales), Dr. Don Pascual López Magaña (Cirugía General).

Este modelo organizativo pretendía así, cumplimentar las exigencias establecidas, en el RD.2082/78 de 25 de agosto por el que se aprobaban las normas provisionales de gobierno y administración de los servicios hospitalarios y las garantías de los usuarios.

En este R.D se establecían los hospitales como instituciones de gestión participada y realizada por los siguientes órganos: gobierno, consultivo y comité de empresa. Eran órganos de gobierno, la junta de gobierno, el gerente, el director médico, el jefe de personal y acción social y el administrador. Los órganos consultivos, estaban formados por la junta facultativa, con sus comisiones clínicas, técnicas y de evaluación y por la comisión de administración. La junta de gobierno a su vez, según este R.D debía estar integrada por:
-El gerente, el director médico, el jefe de personal y acción social y el administrador como directivos de la institución.
-Diez representantes del personal del centro: cuatro facultativos de plantilla; uno de entre los jefes de departamento, otro de entre los jefes de servicio, los otros dos uno de los jefes de sección y el restante de entre los adjuntos. Dos facultativos elegidos por la junta facultativa de entre sus miembros y otros cuatro miembros no facultativos, dos elegidos por y del personal auxiliar y otros dos elegidos por y entre el personal no sanitario.
 -Dos representantes del comité de empresa, designados por y entre sus miembros.
 -Tres representantes de los colegios profesionales de médicos, farmacéuticos y ayudantes técnicos sanitarios.
 -Dos representantes de la comunidad en que se halle situado el hospital, designados respectivamente, por el Ayuntamiento y la Diputación Provincial.
 -Dos representantes de la Administración Pública, uno de los cuales será designado por la entidad de que dependa el centro y otro por el delegado territorial del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social
 -EL Hospital Civil provincial de Málaga, tendría que adaptarse a los contenidos de esta nueva normativa

LA NUEVA DIPUTACIÓN DEMOCRÁTICA
En Abril de 1979 la Excma. Diputación Provincial de Málaga pasa a ser democrática dentro del contexto político general que gozaba el país.

El cuadro directivo del hospital estaba formado por el director facultativo, el administrador y el jefe de enfermería.

La jerarquización antes propuesta, en este momento contaba con 4 jefes de departamento, 19 jefes de servicio, de los cuales tres estaban vacantes, 23 subjefes de servicio, 27 adjuntos, 3 vacantes y 37 adjuntos interinos. La Diputación aprobó 32 nuevas plazas, que fueron cubiertas por oposición libre entre los años 1981 y 1982.

Para cumplimentar el RD.2082/78 se nombró a un jefe de personal en agosto de 1979 y en octubre de este mismo año al gerente, de igual modo se creó la junta de gobierno. El comité de empresa que no estaba conforme con el modelo que exigía el RD en cuanto a la junta de gobierno, se llego a un acuerdo con el aumento en dos miembros de dicho comité.

La junta facultativa fue creada con las comisiones clínicas de: infecciones; farmacia; docencia, archivos y biblioteca; historias clínicas; tejidos y necropsias; mortalidad. En esta junta facultativa se dio entrada no solo a los médicos sino a los ayudantes técnicos sanitarios (ATS). Elaborándose los correspondientes estatutos.

Son varios los problemas que se van a presentar con esta nueva estructura. El primero la exigencia horaria de los médicos de ocho de la mañana a tres de la tarde. Para ello se exigía la firma de los mismos a la entrada al centro. Solo el servicio de Traumatología y los médicos interinos obedecieron la orden. Ante esta situación la Diputación Provincial abre expediente disciplinario a los cuatro Jefes de Departamento. El Dr. Queipo tras una dura asamblea de cuatro horas de duración convence a su personal para que la firma sea aceptada.

Otro punto de roce que se produjo en esta etapa, ocurrió en junio de 1980. El Gerente elaboró unas nuevas ordenanzas, mediante las cuales los médicos que atendían de forma privada a pacientes en el hospital, no podían pasar factura alguna por su asistencia. Esto ocasionó una fogosa Junta Facultativa donde se increpó negativamente a la Diputación junto a sus diputados. Ante esta situación, los Jefes de Servicios fueron convocados por la Excma. Diputación anunciándoles medidas disciplinarias. Estas nunca se llevaron a cabo.

Los problemas no cesaron, y en diciembre de 1980, se abriría expediente disciplinario con suspensión de empleo y sueldo al jefe de Servicio de Radiología por una presunta irregularidad en la recuperación de la plata existente en las placas de radiodiagnóstico. Ante este hecho los médicos del hospital se constituyeron en asamblea permanente, hasta que no se suprimieran las medidas tomadas con el radiólogo en cuestión. Son sancionados por la Diputación mediante apertura de expediente a los Jefes de Departamento de Cirugía, Tocología y Medicina Interna. Los expedientes de los Jefes de Servicio de Cirugía y Tocología fueron levantados, pero la ratificación del Jefe de Medicina Interna, mantuvo su expediente, que por otro lado, no tuvo consecuencias, pues pasó a ocupar el espacio de un cajón de la Diputación, sin ningún efecto disciplinario

Esta dura situación desemboco en una asamblea mayoritaria del personal médico del hospital donde se cuestiono el apoyo o el rechazo del Dr. Queipo. Por pocos votos se aprobó el rechazo a la dirección del hospital, pero la Diputación no acepto esta situación y la dimisión del Dr. Queipo no se produjo. La moción de sanción hacia el Jefe de Servicio de Radiología llevada a pleno por el PSOE fue desaprobada por UCD y PCE, incorporándose este a su puesto en el hospital.

El hospital a pesar de estos incidentes, seguía creciendo y aumentando sus prestaciones y es en este mismo año (1980), cuando se remodeló la urgencia y comenzaron las guardias de presencia física por equipos según marcaba la ley vigente. Así se contaba con un médico de puerta clasificador, y presencia física en: radiología (2), laboratorio (1), anestesia (1), cirugía general (2), traumatología (2), pediatría (2), ginecología (2), medicina interna (2).La especialidad de hematología se contemplaba con un hematólogo de guardia localizada.

Es en este mismo año (1980), cuando el hospital es clasificado por el Ministerio de Sanidad a nivel nacional en el Grupo VI, hospital de ámbito provincial, Nivel II. En junio de 1981 el hospital solicitó una nueva clasificación y con fecha 10 de septiembre del mismo año pasó a ser denominado de nivel III dentro del mismo grupo al que ya pertenecía.

En cuanto al tema de la paralización de las obras, se retomo el tema, mediante nuevas negociaciones con la constructora Huarte que pretendía una actualización de precios. Estas se reiniciaron en 1980.Se fueron terminando, el pabellón de gobierno, central telefónica, farmacia, central de esterilización, salón de actos, pabellón completo de traumatología, salas de necropsias y consultas. Las obras prosiguieron y el 1 de marzo de 1983 quedó el recinto hospitalario cerrado, con solo dos puertas de acceso, la entrada principal y la de urgencias. Quedaba, en cuanto a inversiones importantes en este momento, la central de energía que suministraba tanto el agua caliente como el aire acondicionado, y que solo se disponía no exento de problemas en quirófanos, urgencias y rayos.
FORMACIÓN MIR
La formación del médico especialista, se actualizó en España en el año 1978 con una nueva dimensión, a través de un periodo de formación para médicos internos residentes (MIR), apoyada por el Real Decreto 2015/1978, en el que se determinaba la duración, criterios y contenidos necesarios para la formación en las especialidades médicas. Hasta esa fecha el sistema de formación quedaba ligado a las disposiciones parciales de la Ley de especialidades de 1955. El Real Decreto aprobado en 1978 facilitaba por fin un cuerpo de conocimientos y de exigencias comunes que garantizaran la correcta formación del médico especialista. Dicho decreto vería mayor concreción en 1984, con la publicación del Real Decreto 127/1984, de 11 de enero (publicado en BOE del 31 de enero de 1984) en el que se regulaba la formación especializada y la vía para la obtención del título de especialista. Este periodo de formación se debía realizar en hospitales con la debida solvencia docente.

El hospital en 1980 pretendió engancharse al carro de la docencia en esta nueva andadura, pero entre los requisitos requeridos para impartir la formación MIR, le faltaban dos de ellos: no disponía con el número de necropsias realizadas necesarias y no contaba con un archivo central de historias clínicas. La Diputación tomó cartas en el asunto y enseguida se lograron estos objetivos, además de la creación de una nueva biblioteca, de tal forma que al año siguiente, en 1981, el Hospital Civil fue acreditado para la docencia en los servicios de medicina interna, cirugía general, traumatología, anestesia, otorrino, obstetricia y ginecología, pediatría, y anatomía patológica.

 PLANTILLA HOSPITALARIA EN EL AÑO 1983

Según datos facilitados por el Dr. Queipo, este realizó un balance de personal entre el real con que contaba el hospital y el estimado por él para una asistencia ideal y futura que pensaba implantar. Así de los 163 médicos con que contaba el hospital que suponía el 11.64% del total de su personal, el Dr. Queipo estimaba como ideal ascender a un 22% a este colectivo. De igual forma el personal de enfermería, administrativos, oficios y personal no cualificado que correspondían en números absolutos a 680,102, 87 y 371 personas y a porcentajes reales de 48.47, 7.27, 6.20 y 26.44 de la plantilla, quedarían establecidos en 45, 10, 5 y 18% ideales para el buen funcionamiento del hospital.

En este mismo año se cubrieron 31 plazas más de médicos, con lo que el balance de médico por cama seria de uno por cada 3.57 camas. Las dependencias asistenciales del hospital estaban distribuidas por salas con un número de 31, 25 y 22 camas, según la especialidad médica que se tratará.
El organigrama jerarquizado del hospital era el siguiente: jefaturas de departamento (4): medicina, cirugía, materno-infantil y servicios generales. Jefaturas de servicio (19) : medicina-interna, cardiología, digestivo, neumología, dermatología, unidad de medicina intensiva (UMI), hematología, cirugía general, traumatología, otorrino, oftalmología, urología, anestesia, tocoginecología, pediatría, anatomía-patológica, laboratorio, radiología, farmacia. Jefaturas de sección (38): medicina interna (5), neumología (1), cardiología (1), digestivo (2), hematología (2), UMI (1), nefrología (1), cirugía general (4), traumatología (5), otorrino (1), urología (1), anestesia (3), tocoginecología (2), pediatría (2), anatomía patológica (2), laboratorio (3), radiología (1), estomatología (1).

En este momento estaban pendientes de crearse las secciones de reumatología, alergia y oncología, según exigía la recalificación del hospital, como institución hospitalaria de Grupo VI. Nivel III.
COBERTURA ASISTENCIAL EN ESTE MOMENTO

        El grueso de la asistencia hospitalaria se realiza a los enfermos de la Seguridad Social. Cuando el Hospital Carlos Haya estaba sin camas o la urgencia colapsada, se derivaban los enfermos al Hospital Civil. Por otro lado, la mayoría de estos enfermos eran casos desesperados que de forma regular morían tras sus primeras horas de ingreso. En caso de enfermos pediátricos, esta situación de traslado se producía con menos frecuencia, pero si en caso de epidemia.

Al Hospital Civil llegaban también enfermos de la Beneficencia Provincial, en menos número, pero es al fin y al cabo para lo que estaba destinado el hospital. Los pacientes de la Beneficencia Municipal también eran atendidos, si bien existía en Málaga el Hospital Noble para ellos. Estos enfermos benéficos, se instalaban en el hospital como en un asilo, pues la mayoría de ellos más que enfermos eran problemas sociales de falta de cuidados y atención humana.

Por último llegaban al hospital pacientes privados y algunos de seguros concertados con la institución.

De entre las reflexiones que realiza el Dr. Queipo ante esta situación, con objeto de dar soluciones, se desprenden conceptos innovadores que más adelante se han hecho realidad, entre ellos están: la sectorización hospitalaria de la ciudad, la mejor coordinación entre medicina primaria y especializada, la creación de residencias para la tercera edad, asilos entonces, y el concepto actual de eficiencia, es decir según las palabras de don Enrique: ”El fin último que debe perseguirse en toda organización asistencial es conseguir la máxima calidad con el menor coste posible, cosa que todavía no se comprende en nuestro país”.(1983)

El Dr. Queipo de Llano, en este momento, sigue incansable trabajando, a pesar de su jubilación oficial desde el año 2004, digo oficial porque no cesa su actividad tanto asistencial como docente y son pocos los momentos libres que aún le quedan en su quehacer diario. Introducirse en su curriculum, es como adentrarse en un tratado de la especialidad que ejerce. Son innumerables sus contribuciones innovadoras a la cirugía ortopédica y traumatología tanto a nivel nacional como internacional, en forma de conferencias, artículos, libros, organizador de congresos, director de cursos, docente por excelencia, en resumen, “maestro”.
 DE LAS PUBLICACIONES DEL HOSPITAL

Los profesionales del Hospital Civil siempre han contribuido con publicaciones científicas en revistas importantes de cada una de las etapas de su historia y que si hoy las tuviéramos que clasificar estarían con términos actuales entre las indexadas o de mayor índice de impacto.

Pero tiene el hospital en este sentido una nueva peculiaridad como tantas de ellas que le hacen singular y único, la edición de su propia revista, por la Excma. Diputación Provincial de Málaga.

En 1946 empieza a editarse Anales del Hospital Provincial de Málaga, su primer número en el mes de septiembre coincide con el ochenta cumpleaños del Dr. Gálvez Ginachero.

Como homenaje a tan insigne medico, le piden la colaboración de un artículo en este primer ejemplar y el sin dudarlo, con su carácter siempre servicial contribuye dando a la luz una pequeña historia que existía sobre el hospital de uno de sus médicos del siglo XIX y que más de una vez he nombrado en el texto: don Manuel Casado y Sánchez de Castilla. Este artículo y su fuente han sido el cuaderno de trabajo que me ayudo a escribir este libro y que al final del texto transcribo en su totalidad por su interés. Lástima que esta revista que prometía una continuidad, quedara solo en este primer ejemplar.

A principios de octubre del año 1946, la Gestora Municipal, y bajo la propuesta de los visitadores del hospital Sres., Peña Hinojosa y Altamirano, acuerda instituir el premio, “Gálvez Ginachero”. Su objetivo era premiar el mejor trabajo “científico inédito”, presentado por los médicos del hospital o por aquellos que si bien no estaban en el hospital, si estaban vinculados al mismo. La convocatoria se estableció de forma anual y la cuantía del premio fue de 5.000 pesetas.

El primer agraciado en recibir el premio fue el Dr. Don Antonio Padilla Villalobos, asistente del Hospital Civil Provincial, por su trabajo, “Valoración de los distintos métodos exploratorios en el diagnostico de las lesiones valvulares mitrales”.

En esta primera edición la Excma. Diputación Provincial publicó un libro, del que todavía se encuentran algunos ejemplares, en el que figuraban, además del trabajo premiado, la justificación del premio y colaboraciones de los doctores, don Pascual López Magaña, don Jesús Pérez Alvarez-Laviada, y don Antonio Gómez Fernández da la Cruz, como médicos participantes finalistas.

El premio “Gálvez Ginachero” 1947, recayó sobre el Dr. Don Antonio Gómez Fernández de la Cruz por el trabajo: “Modificaciones glucogénicas por instilación de éter intraduodenal”.

En 1980 se creó una nueva revista científica,”Archivos del Hospital Provincial de Málaga”, siendo director del hospital Dr. Don Enrique Queipo de Llano. La misma era de periodicidad cuatrimestral y contaba con la colaboración del resto de los hospitales de Málaga y de su Facultad de Medicina

En Junio de 1982 el hospital se encargó de la publicación del libro “Trasplante de Órganos y Tejidos”. Un pionero en la materia, bajo la dirección de don. José María Carrillo Montesinos y previa autorización de la presidencia de la Excma. Diputación con cargo a los “Archivos”, como una edición extraordinaria de los mismos. Su contenido se basó en un curso monográfico de doctorado, del mismo nombre impartido en el curso 1979-1980, organizado por el departamento de Cirugía de la Universidad de Málaga. Quince profesionales expertos tanto de Madrid como de nuestra ciudad, dejaron plasmados para la posteridad los conocimientos que en materia de trasplante se tenían en aquel momento.

Se realizó un despliegue de divulgación: 200 ejemplares se enviaron a las universidades Americanas; 400 a las diferentes cátedras; hospitales provinciales, ciudades sanitarias, Cruz Roja, hospitales comárcales, facultades de Medicina del territorio español. Se enviaron dos ejemplares al Ministerio de Educación y Ciencia, Sanidad y Consumo. Y al Rey Don Juan Carlos se envió el numero 0.El periódico Sur recogería una entrevista divulgativa realizada a los doctores, Queipo y Carrillo con motivo de su publicación.
FACULTAD DE MEDICINA DE MALAGA
En la década de los años sesenta, se remonta el nacimiento de la Universidad de Málaga, ante la demanda de una sociedad que reclama la desigualdad con otras provincias españolas y de otras ciudades europeas, pues era la única por este tiempo con más de trescientos mil habitantes y sin universidad. Las voces de Málaga toman forma con la creación en 1968 de la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga.
El Colegio Universitario de Málaga, comenzó a funcionar en el curso 70/71 (dotado en un principio de secciones de ciencias, letras, medicina y farmacia), un año más tarde se establece el decreto de creación de la Universidad de Málaga firmándose el 18 de agosto de 1972 y publicado en el Boletín Oficial del Estado el 30 de septiembre de ese mismo año. La Universidad constaba inicialmente de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, ya existente, y de la Facultad de Medicina, creada en este momento.
En una pequeña estancia, en el lateral derecho de la planta baja del hospital, en lo que era por aquel entonces, el aula de la escuela de enfermería, y hoy consultas de cirugía maxilofacial, un grupo de alumnos procedentes primero del colegio universitario de la Alameda y luego del colegio edificado en la térmica junto a las playas de San Andrés, comienzan el segundo año de la carrera de medicina. Octubre del año 1972, se suman las ilusiones de aquellos pocos alumnos y de aquellos vocacionales profesores, que sin rango de cátedra supieron inculcar en los primeros, conocimientos y sobre todo vocación de auténticos médicos.
Inolvidables los seminarios en los sótanos del hospital y la sala de disección al final del recinto, en el depósito de cadáveres, que no rara vez se unían las risotadas de la gente joven en prácticas, con los llantos de los familiares que velaban a sus difuntos. En la sala de disección a la derecha se encontraba una piscina mortuoria, donde se almacenaban en formol los cadáveres para las prácticas.
En 1973, siendo presidente de la diputación don Francisco de la Torre, se decide ubicar a la Facultad de Medicina en parte del pabellón diseñado para laboratorios, situado en el recinto hospitalario, como un edificio anejo al hospital. Las obras se realizaron a toda marcha durante el verano de 1974 para estar operativas las aulas al comienzo de curso 1974/1975. De esta forma los laboratorios de Hematología, Microbiología, Anatomía Patológica y Análisis Clínicos se alojaron en las dos plantas de arriba y en el sótano y primera las aulas, las dependencias de decanato y secretaria.
En este pequeño espacio físico se dieron grandes clases tanto teóricas como practicas a cargo de los profesores: Castro Romero y Smith Agreda de Anatomía, Peran Torres y Peran Mesa, padre e hijo que impartieron Bioquímica y Fisiología respectivamente; Rodríguez Ordóñez, Histología; Fraga García, Patología General; López Magaña, Patología Quirúrgica; Juárez Fernández, Patología Médica; Sánchez de la Cuesta, Farmacología; Carrillo Casaux, Dermatología; Domínguez Estévez, Terapéutica Física; Luna Moré, Anatomía Patológica; Peña Carrillo, Oftalmología; Bermúdez Polonio, Otorrinolaringología; Queipo de Llano, Traumatología; Oliva Marra-López, Ginecología; Arce Aviño, microbiología; Calvo Torrecillas, Higiene; Martínez Valverde, Pediatría; Gradillas Regadón, Psiquiatría; Carrillo Martos, Historia de la Medicina.
Los cuarenta y cinco alumnos de la primera promoción de Medicina de Málaga terminamos los estudios correspondientes a la licenciatura en este edificio, sin solera, pero lleno de inquietudes y nuevas experiencias. Era junio de 1977.

 LOS BUENOS MEDICOS DE “AQUELLOS AÑOS”

Nombrar a cada uno de los médicos que han pasado por un hospital que tiene más de medio siglo sería interminable y este texto pasaría a ser más una enciclopedia. Pero no sería justo hablar de un edificio sin sus gentes, pues edificio y gente hacen del hospital un ente lleno de vivencias y recuerdos. Los que a continuación nombro si bien fueron los mejores, no por ello fueron menos los que no están en estas líneas, bien por fallo de mi memoria, por no coincidir en el tiempo o simplemente por el ya mencionado espacio.

Una característica si han tenido todos los médicos que ejercieron a lo largo de los años por el hospital: eran diferentes, eran señores de la salud. Se podría decir que tenían “cache”. El edificio era una vecindad y cada sala una familia.

Internistas: Dr. Don Antonio Gutiérrez Mata, Dr. Don Juan Díaz Calero, Dr. Don Juan Márquez Gemar, Dr. Don Carlos Carralero Acosta, Dr. Don Felipe Chaneta Pérez, Dr. Don Antonio Moncada Moneu (cardiólogo), Dr. Don Eduardo Franquelo Villalonga (gastroenterólogo) Dr. Porras Díaz (digestivo),Dr. Don Antonio Llamas Mármol; Dr. Don José Noblejas Gutiérrez (pediatra), Dr. Don Rafael García Bredenberg (hematólogo clínico), Dr. Don Mariano Narbona López ( hematólogo trasfusor); neumólogos: Dr. Benítez Lozano, Dr. Dávila Baz, Dr. Sarhan, Dr. Sánchez- Lafuente.

Cirujanos: Dr. Don Pascual López Magaña, Dr. Don Juan Pedro de Luna Jiménez, Dr. Don José Rivas Torres, Dr. Don José María Carralero Acosta, Dr. Don Manuel Domínguez García, Dr. Villalobos, Dr. Cisneros, Dr. Gluckmann, Dr. Rivas Marín;  ginecólogos: Dr. Narbona Vázquez, Dr. Don José Luis Oliva Muñoz, Dr. Don Diego Narbona López; Dra. Doña Mª Carmen Florido; urólogos: Dr. Don José Ángel Marín Martín, Dr. Don Juan Jesús Duarte Vázquez; anestesistas: Dr. Don Carlos Clavero Prior, Dr. Don José Sarmiento Pardo, Dr. Don Francisco Linares del Río; traumatólogos: Dr. Don Enrique Queipo de Llano, Dr. Don Alfredo Queipo de Llano, Dr. Don Felipe Martín, Dr. Don Felipe Luna, Dra. Doña Elvira Montañez; Dr. Don Antonio Carillo Casaux y Dr. Don José María Carrillo Montesinos (dermatólogos); Dr. Don Ricardo Bermúdez Polonio (otorrino); Dr. Rivera (oftalmólogo).

Servicios generales: Dr. Don Juan Pedro Raya y Raya (patólogo), Dra. Doña Matilde Polo Camacho (patóloga), Dr. Don Rafael González de Gor (laboratorio), Dra. Doña Ana María Martínez Gonsalbez (laboratorio), Dra. Doña María Luisa Martí Herrero (bioquímica), Dr. Don Sergio del Río Mapelli (bacteriología), Dr. Don Luis A. Arribas de Rodrigo (radiología), Dr. Don Daniel Herrera Gutiérrez (radiólogo). Dr. Don Jaime Alonso Oliva (medicina preventiva)
       
Y muchos, muchos más son los médicos que trabajaron en este hospital, algunos desgraciadamente no están entre nosotros, otros disfrutan de su jubilación y los demás siguen trabajando en el hospital Virgen de la Victoria.

Me vienen tantos recuerdos de aquellos años, pero si hay que recordar a alguien de los que no están, seria sin dudarlo al Dr. Don José María Carralero.

DR. DON JOSÉ MARÍA CARRALERO: Hombre fundamentalmente bueno, gran cirujano, meticuloso en su diagnostico y bien hecho en el quirófano. De mirada agradecida, se adelantaban sus ojos a la sonrisa de sus labios. Escuchaba a todos con gran paciencia y siempre quitaba importancia a la enfermedad para gratificar y tranquilizar al enfermo.

Al poco de casarnos nos trasladamos a Málaga y José María ganó las oposiciones al Hospital Civil”. Así me lo contaba Pepita, su mujer que compartió y comparte su vida con el Dr. Carralero, pues para ella: sigue estando a mi lado”.

Cuando la llame para concertar una entrevista, lo primero que le comente es que no quería remover recuerdos y causarle dolor, a lo que me respondió con gran sorpresa por mi parte: Ninguno para mí, es como si no se hubiera ido”. Es verdad, en su conversación no había ausencia de José María sino una presencia continua.

  Tenia un gran corazón, quiso adoptar a un niño, que se quedo huérfano a cargo de su abuela, pero no pudo ser. Ese niño se hizo un maleante y estando José María de Guardia, entro mal herido al hospital y le salvo la vida. Más tarde siguió con malos pasos y creo que el chico falleció”.

El Dr. Carralero tenía una actividad intensa, por la mañana lo primero que hacía era pasar visita en el Parque de S. Antonio a las 7 de la mañana, después como profesor de sala asistía al Hospital Civil desde las 8 durante toda la mañana, a las dos de la tarde pasaba un cupo en la Caja Nacional y por la tarde seguía operando en las clínicas Gálvez y Parque. Había días que  intervino hasta treinta pacientes. Su corazón no resistió este ritmo y nos dejo en 1980.

Mi casa siempre estaba abierta a todo el que llamaba y el teléfono siempre se atendía fuera la hora que fuera”.
EL PSIQUIATRICO
La Ley de Beneficencia de 1852, otorgaba al Estado las competencias en la atención de los dementes, por Orden de 27 de julio de 1870, se dispuso que las Diputaciones Provinciales establecieran en los hospitales departamentos para dementes o que los enviaran a otros hospitales generales ya existentes. Es por esto que, a finales del XIX, en 1885, se trasladaron al Hospital Civil varios enfermos mentales, procedentes del Asilo de los Ángeles y se procediera a la edificación de un pabellón, dentro del recinto hospitalario pero fuera de edificio central para esta función, como ya se ha descrito en páginas anteriores.
El Estatuto Provincial de 1925, determinaba entre otras, como obligación mínima de las Diputaciones, sostener una casa de reclusión de dementes pobres. En 1931, por Decreto de 3 de julio se modificó la legislación vigente en materia de establecimientos psiquiátricos, quedando definidos como establecimientos psiquiátricos oficiales, los sostenidos por el Estado, Las Diputaciones o los Ayuntamientos.
La Ley de Bases de Sanidad 1944, determinó, las obligaciones de las Diputaciones y la naturaleza de los servicios sanitarios provinciales, así como la atención psiquiátrica que estas debían ejercer. La Ley de Bases de 1945, estableció como obligaciones mínimas de las Diputaciones, la instalación y sostenimiento de, entre otros, hospitales médico - quirúrgicos y hospitales psiquiátricos y determinó así mismo, que, en el caso de no ser creados directamente, era posible establecer conciertos con otros públicos o privados ya existentes.
La Ley General de Sanidad 14/1986 determinó el ámbito de la atención a los problemas de salud mental, los cuales, se redujeron al autonómico. A partir de ese momento, las Diputaciones podrían asumir funciones en dicha materia, a través de la delegación que las Comunidades Autónomas establecieran.
Desde su implantación a finales del XIX, la atención a enfermos mentales, era una función específica e independiente, aunque vinculada como departamento dentro del Hospital Civil. Desde 1979 se constituye en Hospital Psiquiátrico independiente del que dependían a su vez distintos centros comarcales. En 1987 la unidad de agudos del Psiquiátrico se integraría en el Hospital Civil como unidad de Psiquiatría, formando parte más tarde del proceso de integración del Psiquiátrico al Servicio Andaluz del Salud.
Según quedaba establecido en el Reglamento de Régimen Interior de 1934, en su artículo 181, a pesar de ser una práctica recogida con anterioridad, los pacientes realizaban trabajos artesanales de esparto y soga, así como ejercicios de jardinería y arreglos florales, cuyos beneficios económicos revertían en los mismos pacientes sobre su ropa, tabaco, o postres.

 En la actualidad la Diputación gestiona por delegación, una Unidad de Psicodeficientes de carácter crónico y agudo denominada Centro de Discapacitados Guadalmedina. Esta unidad ubicada en el recinto del Hospital Civil ocupa las dependencias del antiguo pabellón García del Olmo.

Recuerdo de mi época de estudiante de medicina como los enfermos mentales estaban paseando por los jardines del recinto hospitalario, una pareja de novios, el paciente con su clavel en el sombrero de paja, amenizado por su transistor acomodado al lado del hombro, o aquel chico grande y fuerte que un día me abrazo por un pasillo y creí no contarlo.
UNA MENCION ESPECIAL EN EL RECONOCIMIENTO AL QUE FUE EL CRONISTA DEL HOSPITAL CIVIL PROVINCIAL: DON LUIS ALCALÁ JIMENEZ
En el tiempo en que escribir se hacía a base de máquina, primero con el solo impulso de los dedos, y más tarde con la ayuda de la electricidad; no existían los ordenadores, y la comunicación habitual para los de fuera de la provincia era por correo postal, un hombre con gran cariño al hospital escribió sobre el mismo desde sus comienzos.
Luis Alcalá Jiménez, nació en el malagueño barrio de la Victoria un 11 de Abril de 1918, recibió el bautismo en la antiquísima parroquia de Santiago, realizó sus estudios de primaria durante la II República y terminó el bachillerato en un colegio de la Compañía de Jesús. La Guerra Civil española interrumpió su juventud y fue llamado a filas a la batalla del Ebro.
Desde pequeño le apasionó el mundo de las letras, sus dotes literarias las puso pronto de manifiesto con la creación de la revista Nubes, donde no solo demostró estas sino las de pintura, maquetación y diseño.
En el año 1941 ingresa en el Hospital Civil Provincial, para trabajar en él durante más de cuarenta años, primero como secretario del director del pabellón psiquiátrico, mas tarde siguió en el mismo cargo, pero del administrador general, a la vez que ocupo el puesto de oficial administrativo de estadística, por ultimo fue jefe de negociado de Investigación histórica de dicho centro.
Se casó en 1959 con doña Ángela Gutiérrez Rodríguez, que pacientemente, vio las paredes de su casa tapizadas de libros. Fruto de su matrimonio nacieron dos hijos, Alicia y Luis.

Si bien su mundo era el de las letras, la vida irónica a veces, le hizo convivir con los números toda su existencia como responsable de los datos estadísticos del hospital, no por ello su trabajo fue menos eficiente, pues sus porcentajes, medias y frecuencias eran fiel reflejo de la realidad hospitalaria. Añadir que no contaba ni con una pobre calculadora de bolsillo.

Además, fuera del hospital, en su casa de noche, los domingos, fue recopilando datos, contacto con media España y parte de Europa para conseguir: documentos, fotografías, planos que le llevaran al conocimiento de su hospital. Su obra fue tan vasta que dio para cinco tomos grandísimos, no solo en tamaño sino en contenido que los título:” Atlas Histórico Clínico del Hospital de Málaga desde los Reyes Católicos a Nuestros Días”.

Este trabajo y su gran actividad investigadora llevaron a crear por parte del hospital, siendo director del mismo el Dr. Raya y Raya, el departamento de Investigación Médico Histórica, donde se estaban llevando a cabo trabajos de gran importancia como: “El Suicidio Patológico y Normal”, “La Medicina y los Hospitales”, “Historia del Hospital Psiquiátrico”, “La Medicina y los Hospitales en el Califato Español”, entre otros documentos de gran valor histórico.
       
Escritor, poeta, hombre de letras, atraído por la medicina bajo su visión, biográfica, estadística, historiográfica, supo recoger documentación, manuscritos, cartas, recortes de prensa; que recopilo con gran acierto. Sin ningún tipo de ayuda económica e incluso a veces costándole el dinero, dejo para los estudiosos del hospital una nutrida fuente.

Alicia, su hija se le nota el gran cariño que le tenía a su padre, y como él es una seguidora de su adoración por los libros: “En su tiempo libre, olvidaba los números y se dedicaba a su pasión por escribir: poesía, cuentos, teatro, conferencias. . .Escribe varias obras de teatro entre las que destaca la Ilusa en 1945”.

En 1983 don Luis se jubiló, antes del traslado del personal al Hospital Virgen de la Victoria. Dono toda su obra, con la condición de que siempre estuviera custodiada en la biblioteca del hospital a excepción del: “Atlas Histórico”, que según su deseo se podía depositar en la Biblioteca Cánovas del Castillo.
Su intención de publicar el Atlas no fue posible. Al haber solo un original este fue pacientemente fotocopiado por don Manuel Molina Gálvez, amigo personal de don Luis y actual Responsable de la Sección de Fondos Locales de la Biblioteca Cánovas del Castillo, donde se encuentra las fotocopias del Atlas en tres tomos depositada. Gracias a este guardián de la obra de don Luis, podemos disponer de parte de sus escritos, pues al cabo de los años el original desapareció de la biblioteca del hospital y algunos más de sus libros, aunque más tarde parece ser que se encontraron en la Facultad de Medicina de nuestra ciudad.
Con los sinsabores del traspapelado de sus textos, el Sr. Alcalá nos dejo hace un par de años tras una penosa enfermedad. Valgan estas líneas como un modesto reconocimiento a quien tanto estudio sobre el Hospital Civil Provincial San Juan de Dios de Málaga y sirvan de alguna forma para reparar lo irreparable con el expolio que sufrieron sus escritos.

Un hospital no es una fábrica donde se estudian las pérdidas o ganancias dinerarias a fin de cada mes.
Un hospital es una fábrica de salud y la salud Sres. no tiene precio.
Por tanto, lo que se ha perdido, por las razones que sea, tiene que generarse a toda costa. Y, por si es poco, el pueblo puso su contribución, e ilusión, en levantarlo y acudir a él.
Por eso, no podrá ser jamás defraudado este ni cerrarse aquel; salgan las cuentas por donde salgan, que muchas veces no salen bien.
Ya me dirán si cuando tengan necesidad de sufrir una grave e importante operación, van a reclamar al cirujano: ¡Por favor no gasten mucho en operarme!
Y todo esto que digo no es petulancia ni tampoco frivolidad; dicho sin adobo, requemor ni pulimento.
Luis Alcalá Jiménez
Octubre 1981”
DR.DONGONZALO CISNEROS: DIRECTOR DE LOS DOS HOSPITALES
Una vez deja de ser director del Hospital don Enrique Queipo de Llano en 1983, la Excma. Diputación Provincial tenia establecido en su totalidad el organigrama hospitalario del ya mencionado RD.2082/78.El modelo directivo que se adelanto en dos años al que asumieron los demás hospitales de la red pública y que hoy sigue vigente lo formaban, la Dirección Gerencia y las Direcciones: Facultativas, Económica, de Enfermería y de Servicios Generales.

En este momento es elegido como director médico del hospital a don Gonzalo Cisneros Garcés, que ya tenía bagaje directivo, pues como se ha comentado con anterioridad era uno de los brazos de apoyo del Dr. Queipo en la etapa anterior.

El Dr. Cisneros natural de Málaga, se formo como medico en la Facultad de Medicina de Granada obteniendo el título de licenciado en 1975, mas tarde continuo su aprendizaje en el Hospital Civil como cirujano, obteniendo su título de especialista en 1978 por la Universidad de Málaga. Tras oposición ocupo la plaza de adjunto de cirugía digestiva hasta el año 1981, para ser mas tarde jefe de sección del mismo servicio hasta 1983, que ocupo la Dirección Médica del Hospital.

Su curriculun repleto de másters en gestión y dirección avalan la importancia de su labor al frente de este hospital, primero como Director Médico y más tarde en 1986,con la salida del Gerente, como Director Gerente del mismo junto al Dr. Jaime Alonso Oliva que ocupo en este momento la Dirección Medica del centro. El SAS en 1988 lo propone como director gerente del Hospital Clínico de Málaga, cargo que ocupo hasta 1994, para serlo a continuación del Hospital Reina Sofía de Córdoba hasta 1996.

Con el traslado de los pacientes, personal e instrumentación al Hospital Virgen de la Victoria en 1989, el Dr. Cisneros tuvo que dirigir una gran empresa que no fue fácil. La conjunción de tres colectivos distintos: personal de la Diputación, personal de la Facultad de Medicina y del propio SAS, fue tarea complicada de difícil gestión pero que la sencillez de este director la define como: “La oportunidad de una enriquecedora y podría decir singular experiencia personal y profesional”.
El proceso de integración de estos tres sectores, así como de las diferentes Centrales Sindicales como representantes de los colectivos profesionales y del resto de trabajadores de la Diputación, Universidad y Sistema Andaluz de Salud, fue un modelo a seguir para generaciones venideras.

ESTUDIO SOBRE LA SATISFACION DEL USUARIO DEL HOSPITAL CIVIL PROVINCIAL DE MÁLAGA.

En el transcurso de la década de los 80, se empezaba a oír ya conceptos muy manejados ahora, como calidad, usuario, satisfacción, términos de gestión de la calidad que el Hospital Civil empezaba a aplicar.

Promovido por el director de enfermería don Juan Antonio Piña López, el hospital realizó un estupendo trabajo para evaluar el grado de satisfacción de los pacientes que estaban ingresados en sus enfermerías: “en cuanto a la calidad asistencial que recibían de enfermería referente a los cuidados básicos fisiológicos de higiene y alimentación así como su percepción sobre la seguridad y confort que le ofrecía el centro”.

El grupo de trabajo que lo realizó estaba constituido por doña Francisca Gutiérrez Fernández, DUE; doña Asunción Carretero Jumilla, asistente social; y doña Ana María Estada Vázquez, administrativa; con la asesoría de la socióloga Bernardette Sebrechts y doña Francisca Rius Díaz, doctora en ciencias exactas. Se contó también con catorce personas que realizaron el cuestionario a los enfermos.

El estudio duro desde su planificación en el mes de abril de 1987 hasta sus conclusiones en octubre del mismo año. La recogida de datos se realizo desde el 25 de Mayo al 26 de Junio a 756 los enfermos mayores de quince años ingresados en el hospital y en plenas facultades psíquicas. La ausencia de estudios similares en el centro y lo novedoso del tema en el país, supuso para su realización un cierto grado de dificultad.

Además del grado de satisfacción de los usuarios, gracias a este estudio podemos conocer hoy al cabo de unos cuantos años datos estadísticos, que caracterizaban a la población ingresada en este momento en el hospital.

Entre ellos sabemos: el porcentaje de mujeres entrevistadas (58.33%) fue mayor que el de los hombres (41.7%).La media de edad era de 49 años, el estado civil era de un 66.4% de usuarios casados. El 96.6 eran españoles. Los domiciliados en Málaga ocupaban el 65.1% de los cuales presentaban mayor incidencia las personas de los barrios de Capuchinos, Molinillo, Palmilla, Carretera de Cádiz, correspondientes a grupos de población con rentas más bajas. Existía un pequeño porcentaje el 2.51% de personas de otras provincias andaluzas y de Ceuta y Melilla. La cobertura sanitaria de los pacientes era por la Seguridad Social en el 83%, pertenecían el resto a la beneficencia y algún seguro privado, a excepción del 1.3% que ingresaban de forma privada.

En cuanto a su formación y desempeño laboral: el nivel de estudios era muy bajo, menor al grado de primarios lo presentaban el 56.4% y de ellos no sabían leer un 15.6%. Los hombres superaban a las mujeres en el nivel de estudios. El 18.3% eran personas con actividad laboral, mientras que el resto eran desempleados (51.1%), incapacitados (6.1%) o jubilados (19.7%).

La mayoría de los ingresados lo hacían por enfermedad aguda un 34.2% por padecimientos crónicos un 18.2% o para una intervención quirúrgica en un 33.2% y lo hacían desde el servicio de urgencias (48.7%) o desde el área de consultas externas en un 37.9%.

Los pacientes entrevistados se encontraban en las salas de cirugía (51.3%) en las de medicina interna (29.9%) y en las de maternidad y ginecología (18.5%).

Centrándose en el grado de satisfacción, el 94.1% de los pacientes declararon haber sido atendidos “bien” o “muy bien”. Si bien desconocían el funcionamiento de la sala en un 70.2%, y de los que si lo sabían afirmaron que fue a través del personal de enfermería. Este desconocimiento incluía el de donde formular una queja que presentaba un porcentaje del 68.8%.La prohibición de fumar sin embargo si la conocían el 84.9 % de los enfermos. La mayoría de la información se daba de forma escrita, que el enfermo o bien no la leía o no podía hacerlo por el bajo grado de formación que presentaba.

En cuanto a la molestia que podían ocasionar ruidos, gritos aproximadamente la mitad negaron su existencia (56.65%), los que los afirmaron eran achacables a los mismos pacientes en estado grave, a la televisión muy alta y a las propias visitas. La mayoría de los pacientes (81.4%) estaban de acuerdo con el régimen de visitas y volverían al hospital (91.7%) en caso de nuevo ingreso.

Referente a propuestas de mejoras, los pacientes en un 56.92% no presentaban ninguna opción de cambio, el 37.25 % si lo harían y un 21.74% en aspectos relacionados con: la comida, ropa, mobiliario, y aumento de enfermeros. Los pacientes como sugerencias aportaron la del trato más humano con el enfermo, la mejora de la atención médica y el aumento del personal de enfermería.

Son muchos más los datos que este estudio aporto para tomar el pulso en aquel momento al hospital y establecer medidas de mejora entre las que destacar: limitar la información sobre el hospital de forma escrita, dando paso a la comunicación personal entre los sanitarios y el enfermo, la mejora del mobiliario y adecuación de las habitaciones y la participación directa de la enfermería en la creación de planes de cuidados.

“La enfermería intrahospitalaria debe potenciar en su campo de competencias el adiestramiento y la educación individualizada a los pacientes, puesto que con ello facilita la recuperación más efectiva de sus procesos, disminuye la estancia media hospitalaria y puede evitar la rehospitalización.”

DON JUAN ANTONIO PIÑA LÓPEZ
Si se tuviera que elegir un representante del colectivo de enfermería del Hospital Civil, sin duda los que hemos trabajado en el mismo pensaríamos en una persona como referente de dicho grupo, pensaríamos en don Juan Antonio Piña López.
La vida de don Juan Antonio Piña está ligada al hospital desde sus doce años, que entro en el mismo para ejercer las funciones de monaguillo. Su madre trabajadora del hospital enviudo muy joven y en tiempos nada fáciles, tuvo que sacar a sus tres hijos adelante. En aquel momento, don Juan Antonio, ganaba 75 pesetas al mes ayudando en las labores de la capilla y por cada entierro dos más. También ocupo el puesto de botones en la oficina administrativa del centro.

“La apertura de la escuela de ATS masculino de la Excma. Diputación Provincial me provocó la idea de estudiar el bachiller para acceder a ella. Así que estudie bachiller por la noche, realizaba el Servicio Militar por la mañana y por la tarde trabajaba en la oficina del Hospital”

Una vez terminado sus estudios de enfermería con matrícula de honor, fue reclamado por su compañero don Antonio Rodríguez Pérez para formar parte del equipo de ATSs de anestesia. En aquellos momentos la anestesia no era especialidad médica y eran los ATSs, los profesionales que la administraban.

“No había respiradores sino que se administraba oxigeno mediante un balón, a modo de fuelle, de manera manual. Las jeringuillas eran de cristal y había que lavarlas para volverlas a utilizar y cogían cal”

En pleno periodo de la transición española empieza su actividad sindical en Comisiones Obreras, no sin antes haber pertenecido al Sindicato Vertical cuando este estaba en su etapa declive. Logró grandes mejores de bienestar laboral, entre ellas la del incremento de las 7.200 pesetas de sueldo mensuales a las 18.000.En 1976 los turnos de trabajo que comenzaban a las 6 de la mañana de los enfermeros, pasaron a comenzar a las 8.

“Era tanto el camino por delante, tanto por aprender, que la iniciación en la democracia fue una escuela para mucho de nosotros. Estábamos necesitados de estabilidad y prestigio y sabíamos que ningún cambio histórico se podía hacer sin contar con los profesionales de enfermería”

Por el Pleno de la Corporación Provincial fue designado director de enfermería el 9 de diciembre de 1983, con el beneplácito los partidos políticos: PSOE, PP, y PCE. Desde este cargo se formó en temas de gestión cursando la diplomatura en gestión de enfermería en la Escuela de Alta Dirección y Administración de Empresas (E.A.D.A.) de Barcelona, la de dirección y administración de empresas por el Consejo Internacional de Ciencias Sociales de París (UNESCO). A su vez participó como docente en múltiples actividades relacionadas con la gestión hospitalaria.

Su vida se desarrolló en el Hospital Civil, siendo este su casa además de su lugar de trabajo y por tanto el traslado en 1989 al Hospital Clínico de Málaga fue duro para él, el carácter humanitario hacia el paciente y el compañerismo del viejo hospital se había tambaleado.

La jefatura de enfermería la ocupó hasta 1996 que vuelve a su puesto en el servicio de Anestesia. En el año 2000 de nuevo emprende su actividad sindical hasta el 1 de mayo de 2004 que se jubila de forma voluntaria.
En este momento esta entregado a su familia y a sus amigos. Bien merecido lo tiene después de una vida de lucha por los enfermos y por la dignidad de su profesión.


























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