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martes, 22 de marzo de 2016

Apuntes biográficos sobre el Hospital Civil Provincial San Juan de Dios Málaga.CapituloX

CAPÍTULO X
UNA NUEVA EPIDEMIA, EL CÓLERA MORBO-ASIÁTICO

 LA NUEVA AMENAZA
El cólera es una enfermedad aguda, causada por la bacteria Vibrio Clolerae y con manifestaciones intestinales en forma de diarrea profusa. Robert Koch la descubrió en el año 1883 y Jaume Ferran i Clua elaboró la primera vacuna. La infección generalmente es benigna o asintomática pero, a veces, puede ser grave. Aproximadamente una de cada 20 personas infectadas puede tener la enfermedad en estado grave, caracterizada por diarrea acuosa profusa, vómitos y entumecimiento de las piernas. En estos enfermos, la pérdida rápida de líquidos corporales lleva a la deshidratación y a la postración. Sin tratamiento adecuado, el enfermo puede fallecer en cuestión de algunas horas.

Caricatura del cólera.Fuente:Junta de Andalucía. Directorio Institucional de cultura. Archivos de Andalucía
Hasta 1833 el cólera no había llegado a España y por tanto no se tenía noticias de nada relacionado con esta enfermedad. Hasta principios del siglo XIX, la enfermedad había sido endémica de la India y, debido a las guerras y al establecimiento de rutas comerciales, llego cómo pasajero a Rusia en 1830, desde donde se desplegó por todo occidente. No se conocía su etiología, su profilaxis y, mucho menos, su tratamiento.
El municipio, el gobierno civil y las juntas de sanidad fueron las entidades que dirigieron las actuaciones, más o menos caóticas y desordenadas, en el pueblo de Málaga a lo largo de toda la epidemia. El Boletín Oficial de la Provincia (BOP) era el medio de comunicación que publicaba las medidas que el pueblo debía tomar. Dicha publicación se convirtió más tarde en fuente para los historiadores, al carecerse de otro tipo de publicaciones al respecto en este momento.
Parece ser que el primer enfermo de cólera de nuestra provincia fue un marinero procedente del Caimán, embarcación costera que a su vez había contactado con un barco procedente de Huelva. Tras su muerte empezaron a aparecer casos en Calle Alcazabilla, Santa Ana y Ancha del Carmen, y la enfermedad tardó muy poco en propagarse al centro de la ciudad y a la Calle de la Victoria. Así se estableció en nuestra ciudad la primera epidemia de cólera de 1834-35.
La actitud de los médicos fue desmentir la enfermedad en un principio, ya fuera por desconocimiento científico o por el temor a la catástrofe económica que implicaban las duras medidas de aislamiento tomadas por las autoridades civiles y sanitarias.
Se conjugaban pensamientos y actitudes opuestas respecto a la forma de afrontar la enfermedad. Así se debatía entre establecer un hospital de convalecientes en los extramuros de la ciudad o constituir una comisión de seguimiento de los hospitales del momento: Civil de Atarazanas, Militar y nuestro Hospital San Juan de Dios.
Dejando a un lado las medidas encaminadas a lograr la higiene individual y colectiva, así como las acciones dirigidas a mejorar la salubridad pública, las otras diligencias tomadas fueron las clásicas de epidemias anteriores de otras etiologías, que no tuvieron resultado eficaz alguno. Además, al desconocer su agente causal, se dieron varios palos de ciego: se llegó a señalar la ingesta de pescado azul como el determinante de la enfermedad. Consecuentemente, las medidas tomadas en este sentido sólo condujeron a la ruina del sector pesquero. También se asoció la enfermedad al castigo divino y la gente utilizó al elemento religioso para tratar de tranquilizar el pánico ocasionado. Invocaciones al Cristo de la Salud y a la Patrona de Málaga -la Virgen de la Victoria- fueron muestras de ello. Dichas manifestaciones de espiritualidad contrastaron con la insolidaridad del momento y la falta de caridad cristiana, que, sin mirar más que el propio interés, condujeron a los pudientes a emigrar a lugares más seguros por temor al contagio. Todo esto reflejó modos de conducta ya manifestados en focos epidémicos anteriores y similares a los adoptados en otras provincias españolas.
No fue ésta la única epidemia de cólera que se hospedó en nuestra ciudad. Pasados unos años, entre 1855-56, tuvo lugar la segunda.
En ese momento las condiciones de salubridad seguían siendo muy deficientes, aunque se dieron algunas mejoras en las instalaciones hospitalarias de la capital, gracias a la colaboración prestada por las personas de bien y los abanderados de la burguesía malagueña.
A finales de octubre de 1854, aparecieron unos cuadros diarreicos en el Hospital Civil que corroboraban los ya existentes desde el mes de julio y que permanecieron en la ignorancia administrativa durante los meses siguientes. Por ello se desencadenó un brote de gran virulencia que postró a 1743 enfermos, de los que murieron 344 en el transcurso aproximado de un mes. El 19 de diciembre, al no contabilizarse ninguna defunción, se dio por terminada la epidemia con un Te-Deum de acción de gracias en la catedral. La epidemia duró desde noviembre de 1853 hasta marzo de 1856. Entre julio y septiembre de 1855 el número de muertos en nuestra provincia fue de 2.611. En aquel momento, Málaga contaba con una población aproximada de medio millón de personas.
Una nueva epidemia de cólera apareció a nivel mundial en 1865, con sus inicios en 1863 y una permanencia aproximada de diez años, hasta 1873. En esta ocasión parece ser que el bacilo entró en España en 1865 a través del puerto de Valencia, si bien hubo una segunda puerta de entrada años antes, en 1860, procedente de los campamentos contagiados de Marruecos, que se asentaban en la provincia de Granada después de su paso por Málaga.
Hasta nuestros días se contabilizaron dos focos epidémicos más a nivel mundial con repercusión en nuestra provincia: las epidemias de 1885, y la más reciente de 1971. Ésta última llegó a España una vez más procedente de África. En el Hospital Civil, el equipo formado por los Dres. Gutiérrez Mata y Márquez Gemar, entre otros, pusieron fin a lo que se suponía un nuevo foco. Su labor fue tan eficaz que mereció la felicitación directa del Ministerio de Sanidad.
Desde entonces, la incidencia del cólera en nuestra ciudad ha sido mínima y esporádica, a excepción del año 1979, cuando se dieron 245 casos y en torno a 50 enfermos ingresados en el pabellón de infecciosos del Hospital Civil. Sólo hubo que lamentar la muerte de una anciana.
A lo largo de la historia cada una de las epidemias del siglo XIX ha ido contado en España con grandes médicos, que se convirtieron en emblemas contra el cólera gracias al estupendo trabajo epidemiológico, estadístico, novedoso y único que realizaron, sobre todo en los primeros brotes. Estos médicos fueron los doctores González de Samano, para las epidemias de 1833-34,1855; don Nicasio Landa, médico oficial de la epidemia que tuvo lugar entre 1854-55, y el Dr. Ph. Hauser, para la de 1855.















2 comentarios:

  1. ¡¡ Un gran articulo....una gran labor la que realizas dando a conocer ésta parte de la historia de nuestra querida Málaga !!

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  2. Muchas gracias por tu interes y seguimiento.Besos

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