CAPÍTULO
X
UNA NUEVA
EPIDEMIA, EL CÓLERA MORBO-ASIÁTICO
LA NUEVA
AMENAZA
El cólera es
una enfermedad aguda, causada por la bacteria Vibrio Clolerae y con
manifestaciones intestinales en forma de diarrea profusa. Robert Koch
la descubrió en el año 1883 y Jaume Ferran i Clua elaboró la
primera vacuna. La infección generalmente es benigna o asintomática
pero, a veces, puede ser grave. Aproximadamente una de cada 20
personas infectadas puede tener la enfermedad en estado grave,
caracterizada por diarrea acuosa profusa, vómitos y entumecimiento
de las piernas. En estos enfermos, la pérdida rápida de líquidos
corporales lleva a la deshidratación y a la postración. Sin
tratamiento adecuado, el enfermo puede fallecer en cuestión de
algunas horas.
Caricatura del cólera.Fuente:Junta de Andalucía. Directorio Institucional de cultura. Archivos de Andalucía |
Hasta 1833 el
cólera no había llegado a España y por tanto no se tenía noticias
de nada relacionado con esta enfermedad. Hasta principios del siglo
XIX, la enfermedad había sido endémica de la India y, debido a las
guerras y al establecimiento de rutas comerciales, llego cómo
pasajero a Rusia en 1830, desde donde se desplegó por todo
occidente. No se conocía su etiología, su profilaxis y, mucho
menos, su tratamiento.
El municipio, el
gobierno civil y las juntas de sanidad fueron las entidades que
dirigieron las actuaciones, más o menos caóticas y desordenadas, en
el pueblo de Málaga a lo largo de toda la epidemia. El Boletín
Oficial de la Provincia (BOP) era el medio de comunicación que
publicaba las medidas que el pueblo debía tomar. Dicha publicación
se convirtió más tarde en fuente para los historiadores, al
carecerse de otro tipo de publicaciones al respecto en este momento.
Parece ser que
el primer enfermo de cólera de nuestra provincia fue un marinero
procedente del Caimán, embarcación costera que a su vez había
contactado con un barco procedente de Huelva. Tras su muerte
empezaron a aparecer casos en Calle Alcazabilla, Santa Ana y Ancha
del Carmen, y la enfermedad tardó muy poco en propagarse al centro
de la ciudad y a la Calle de la Victoria. Así se estableció en
nuestra ciudad la primera epidemia de cólera de 1834-35.
La actitud de
los médicos fue desmentir la enfermedad en un principio, ya fuera
por desconocimiento científico o por el temor a la catástrofe
económica que implicaban las duras medidas de aislamiento tomadas
por las autoridades civiles y sanitarias.
Se conjugaban
pensamientos y actitudes opuestas respecto a la forma de afrontar la
enfermedad. Así se debatía entre establecer un hospital de
convalecientes en los extramuros de la ciudad o constituir una
comisión de seguimiento de los hospitales del momento: Civil de
Atarazanas, Militar y nuestro Hospital San Juan de Dios.
Dejando a un
lado las medidas encaminadas a lograr la higiene individual y
colectiva, así como las acciones dirigidas a mejorar la salubridad
pública, las otras diligencias tomadas fueron las clásicas de
epidemias anteriores de otras etiologías, que no tuvieron resultado
eficaz alguno. Además, al desconocer su agente causal, se dieron
varios palos de ciego: se llegó a señalar la ingesta de pescado
azul como el determinante de la enfermedad. Consecuentemente, las
medidas tomadas en este sentido sólo condujeron a la ruina del
sector pesquero. También se asoció la enfermedad al castigo divino
y la gente utilizó al elemento religioso para tratar de tranquilizar
el pánico ocasionado. Invocaciones al Cristo de la Salud y a la
Patrona de Málaga -la Virgen de la Victoria- fueron muestras de
ello. Dichas manifestaciones de espiritualidad contrastaron con la
insolidaridad del momento y la falta de caridad cristiana, que, sin
mirar más que el propio interés, condujeron a los pudientes a
emigrar a lugares más seguros por temor al contagio. Todo esto
reflejó modos de conducta ya manifestados en focos epidémicos
anteriores y similares a los adoptados en otras provincias españolas.
No fue ésta la
única epidemia de cólera que se hospedó en nuestra ciudad. Pasados
unos años, entre 1855-56, tuvo lugar la segunda.
En ese momento
las condiciones de salubridad seguían siendo muy deficientes, aunque
se dieron algunas mejoras en las instalaciones hospitalarias de la
capital, gracias a la colaboración prestada por las personas de bien
y los abanderados de la burguesía malagueña.
A finales de
octubre de 1854, aparecieron unos cuadros diarreicos en el Hospital
Civil que corroboraban los ya existentes desde el mes de julio y que
permanecieron en la ignorancia administrativa durante los meses
siguientes. Por ello se desencadenó un brote de gran virulencia que
postró a 1743 enfermos, de los que murieron 344 en el transcurso
aproximado de un mes. El 19 de diciembre, al no contabilizarse
ninguna defunción, se dio por terminada la epidemia con un Te-Deum
de acción de gracias en la catedral. La epidemia duró desde
noviembre de 1853 hasta marzo de 1856. Entre julio y septiembre de
1855 el número de muertos en nuestra provincia fue de 2.611. En
aquel momento, Málaga contaba con una población aproximada de medio
millón de personas.
Una nueva
epidemia de cólera apareció a nivel mundial en 1865, con sus
inicios en 1863 y una permanencia aproximada de diez años, hasta
1873. En esta ocasión parece ser que el bacilo entró en España en
1865 a través del puerto de Valencia, si bien hubo una segunda
puerta de entrada años antes, en 1860, procedente de los campamentos
contagiados de Marruecos, que se asentaban en la provincia de Granada
después de su paso por Málaga.
Hasta nuestros
días se contabilizaron dos focos epidémicos más a nivel mundial
con repercusión en nuestra provincia: las epidemias de 1885, y la
más reciente de 1971. Ésta última llegó a España una vez más
procedente de África. En el Hospital Civil, el equipo formado por
los Dres. Gutiérrez Mata y Márquez Gemar, entre otros, pusieron fin
a lo que se suponía un nuevo foco. Su labor fue tan eficaz que
mereció la felicitación directa del Ministerio de Sanidad.
Desde entonces,
la incidencia del cólera en nuestra ciudad ha sido mínima y
esporádica, a excepción del año 1979, cuando se dieron 245 casos y
en torno a 50 enfermos ingresados en el pabellón de infecciosos del
Hospital Civil. Sólo hubo que lamentar la muerte de una anciana.
A lo largo de la
historia cada una de las epidemias del siglo XIX ha ido contado en
España con grandes médicos, que se convirtieron en emblemas contra
el cólera gracias al estupendo trabajo epidemiológico, estadístico,
novedoso y único que realizaron, sobre todo en los primeros brotes.
Estos médicos fueron los doctores González de Samano, para las
epidemias de 1833-34,1855; don Nicasio Landa, médico oficial de la
epidemia que tuvo lugar entre 1854-55, y el Dr. Ph. Hauser, para la
de 1855.
¡¡ Un gran articulo....una gran labor la que realizas dando a conocer ésta parte de la historia de nuestra querida Málaga !!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu interes y seguimiento.Besos
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