Hola que tal!!.un nuevo capitulo para hoy
Acueducto de San Telmo. Fuente:http://www.seminariopaisajeyagua.es/ |
CAPÍTULO V
EL AGUA UN PROBLEMA
PARA MÁLAGA UN PROBLEMA PARA EL HOSPITAL
DEL ABASTECIMIENTO DEL AGUA
Si bien el agua siempre ha sido y
sigue siendo un bien preciado para cualquier ciudad, en Málaga
aumenta esta apreciación por dos motivos: una, la irregularidad de
su existencia, alternando periodos de inundaciones, seguidos de
sequía a lo largo de toda su historia, y una segunda connotación:
el transcurso de su río a lo largo del núcleo urbano. El
significado de Guadalmedina no es otro que, río de la medina, o río
de la ciudad.
Desde los tiempos árabes, como así
nos lo relata Aben Aljathib, la ciudad de Málaga se abastecía de
agua de pozos. Algunos de ellos ubicados en la calle que todavía hoy
conserva el nombre de: “Pozos Dulces”.
Otra fuente de abastecimiento de
agua, la constituía la toma directa del río, pero esto no era
operativo en tiempo de lluvias, pues se contaminaba y hacía
imposible su utilización. A pesar de los continuos bandos de las
ordenanzas municipales que hacían hincapié en el cuidado de los
márgenes y de las aguas por el personal circundante.
El
aumento de la población en la Málaga cristiana, junto a la
destrucción de algunas de las fuentes de suministro por el propio
cerco de la conquista, plantearon la necesidad de mejorar el
abastecimiento de agua a la capital. La propuesta de don Fernando
Zamora de realizar un venero en la plaza mayor, y más tarde en 1529
la de traer las aguas del río Guadalquivirejo quedaron en
simples soluciones teóricas que nunca se llevaron a la práctica,
entre otras cosas por el elevado costo de este último proyecto.
Si fueron soluciones las que se
propusieron en 1534, y llevadas a cabo en 1554, con la
traída de las aguas del arroyo de los Ángeles y la
construcción de la fuente de la Calzada de la Trinidad. Su caudal
alimentaría las fuentes de las calles Puerta Nueva, Granada y
Buenaventura, en la plaza y en la ribera del mar.
El concejo, era el encargado de
controlar el sistema de cañerías que suministraban el agua a
Málaga, pero el servicio era deficiente pues no se limpiaba ni
reparaban con rapidez los conductos atorados durante el invierno,
ocasionando la falta de agua en las fuentes públicas a finales de
primavera y verano.
No siendo esta una solución del todo
eficaz, se pensó traer hasta la ciudad el agua de la fuente del Rey,
proyecto aprobado por el consejo de Castilla y dirigido por el
arquitecto murciano Toribio Martínez de la Vega, que si bien no se
desarrollo en su totalidad por falta de recursos y por la muerte del
arquitecto, dio cobertura a Málaga de la mayor
parte del abastecimiento de agua durante dos siglos y medio,
hasta la construcción del acueducto de San Telmo en 1782.
En lo que al hospital se refiere, la
mejora en el abastecimiento de agua vino encaminada por la concesión
de media paja de agua proveniente de las fuentes públicas. Para ello
el hospital construyo tres fuentes en su interior una de mármol
blanco de Génova para el patio y otras dos para el lavadero y la
cocina. Este hecho se produjo en 1670, siendo mayordomo del hospital
Pedro Trujillo y Aguilar.
El aumento de la población siempre
creciente, hacía la necesidad de agua más apremiante. Los
malagueños bajo la directriz de Molina Lario, ayudados por el
ayuntamiento de Málaga y por los ministros Floridablanca y Gálvez
en la corte, consiguieron la aceptación de un proyecto eficaz en el
abastecimiento de agua a la ciudad. Consistía en tomar el agua del
Guadalmedina una legua al norte de Málaga, las obras empezaron en
1782 y a los dos años el agua corrió por el acueducto que se llamo
de San Telmo.
La adjudicación de agua que la ciudad
le otorgo al hospital ascendió
a dos pajas de agua,
estas provenían de la alcubilla cercana al Colegio Seminario. Debido
a que era escasa y que se había hecho reparto con otros ciudadanos,
no podían disponer de la cantidad asignada. Para ello solicitaron a
la ciudad rehacer una cañería con la que ya contaban desde la
alcubilla de San Agustín.
En cuanto a las mejoras en concepto de
salubridad se refiere, merece citarse la autorización dada al Prior
de la Orden de San Juan de Dios, fray Lucas de San Miguel y Vega en
1778 sobre la conducción de las aguas procedentes de su uso y su
vertido al mar. Ambas obras de acondicionamiento fueron sufragadas
por los hermanos de la comunidad.
La necesidad creciente de agua,
condujeron peticiones por parte del hospital al caudal de S. Telmo,
que fueron desentendidas, solo en 1798 se le concedió la
autorización de una fuente, pero con la condición que se edificara
fuera de sus puertas.
Se reiteran las demandas de agua que
el hospital va requiriendo en estos años y en la centuria siguiente.
Actas capitulares lo ponen de manifiesto: el acta capitular
(14-VII-1821), acta capitular (23-IX-1824):
“Cuanto que por esta escasez,
puede muy fácilmente incendiarse el hospital en una epidemia, en que
todo los de él, como la mayor parte de la ciudad seria victima por
hallarnos en el centro de ella…pues ni aun para beber tienen los
enfermos, ni demás individuos de este real hospital”.
No siempre el Ayuntamiento fue
tolerante a las reiteradas demandas acuíferas que el hospital
emitía. Málaga
y su Hospital necesitaron agua a través de su historia venidera como
se tratará en los capítulos correspondientes más adelante.
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