Hoy os voy a hablar de un sitio maravilloso donde se perpetúa la cocina malagueña.
Aunque en mi blog la he mencionado varias veces, e incluso me he atrevido a realizar alguna receta suya, hoy estuve comiendo allí con mi marido y parte de mis hijos y ha sido tan grande mi satisfacción que paso a compartirlo con todos vosotros. Se trata de la chef antequerana Charo Carmona y de su restaurante "Arte de Cozina" en Antequera, Málaga.
En el centro turístico, en una zona alegre y bulliciosa, cercana al mercado de abastos y rodeada de la monumental ciudad, se encuentra una casa antequerana del siglo XVII donde su patio interior cobija las mesas de su restaurante. Pero eso no es todo, desde el comedor se puede apreciar una cocina muy dinámica, a la vista, sin secretos, solo los secretos transmitidos por las generaciones anteriores y puestas en la mesa por Charo y su equipo. Más adelante a la derecha una zona de tapas, concentrados de historia malagueña en pequeños bocados. En el primer piso habitaciones para poder alojarse, pues también es hospedería.
Su carta, realidad del pasado, cuya finalidad es poner en el mantel los platos tradicionales de la tierra, está basada en la mejor materia prima local y de temporada.
Quesos de cabra, mieles de abeja y carnes de chivo lechal malagueños; la mejor miel de caña de Frigiliana, el caviar de Riofrío, las frutas del valle del Guadalhorce y las más hermosas hortalizas de la vega de Antequera, todo ello aderezado con el aceite Finca de la Torre.
En esta ocasión, en plena temporada del tomate huevo de toro, tomamos este manjar solo con algo de sal y aceite.
El sumiller, Fran Martínez Carmona, y su cuidada selección de los mejores vermuts y vinos de Málaga, aconseja de cómo acompañar los platos elegidos, junto a Luis Martínez Carmona, que te asesora sobre una apreciada selección de cervezas.
Entras en el establecimiento y te encuentras con un patio interior donde las mesas de mantel blanco te dan la primera buenísima impresión. Se nos acerca Fran, amable, cariñoso y con una formación enológica que se aprecia enseguida. Nos muestra la carta de vinos. Pocos restaurantes malagueños ofrecen la representación de vinos de la tierra que tiene este lugar. Blancos, tintos, dulces y espumosos se encuentran en su bodega, completan la carta otros vinos andaluces y nacionales. Nos sorprende Fran con un vino de su cosecha, hecho por él, no embotellado ni comercializado, una auténtica maravilla. Un vino tinto, joven, de color mora madura, brillante y cristalino, afrutado, delicado en garganta y largo al tragar.
Los platos que ofrecen fruto de una esmerada custodia de la cocina tradicional malagueña, rescatados del pasado y puestos al día con dedicación y cariño.
Charo y su equipo asesoran de lo que te presentan, su historia, sus ingredientes, la forma de cocinarlo y esos pequeños detalles que los hacen únicos. Concretamente el caldillo de pintarroja que tuve el placer de tomar iba acompañado de su "pintao".
La propia Charo nos cuenta que el "pintao" es una mezcla de vino blanco y dulce en partes iguales, que los hombres de la mar, en El Palo acompañaban al "Cardillo" a la vuelta de faenar. Aquí en una soperita pequeña llega el caldillo, picante, consistente y con los trozos desmenuzados de pintarroja, acompañando, una botellita de vino dulce y otra de blanco para servirlo en un vaso pequeño y bautizar la mezcla, el pintao.
Este y muchos detalles más hicieron de esta comida un momento para disfrutar, recordar y perpetuar.
Os animo a visitar este lugar y a probar esta maravillosa experiencia, que como diría el autor lo considero casi una experiencia religiosa.
¡Que Aproveche!
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