Hola a todos queridos seguidores!!!
Unos días por Pamplona, disfrutando de la ciudad, de su gastronomía, concretamente de sus dulces.
Hoy os voy a contar de una confitería pequeñita, llena de historia, tradición y peregrinación obligada de todos los habitantes y visitantes de Pamplona.
En el casco histórico, en la Calle Calceteros número 12, muy cerca de la Plaza Consistorial, frente por frente al Ayuntamiento se encuentra un establecimiento alargado, de escaparate pequeño y flanqueado con unas grandes letras doradas con el nombre de: Layana.
Layana es el apellido de su fundador, Felipe Layana que en 1871 inauguró en Pamplona un establecimiento dedicado a la elaboración de galletas, azúcar, chocolates y ceras, en el número 4 de la Bajada de Carnicerías, actual Plaza de los Burgos. Una céntrica tienda de una Pamplona de poco más de 23.000 habitantes, concentrados en su recinto amurallado. Lugar no solo de venta de dulces, sino de dimes y diretes de conversaciones vecinales sobre los acontecimientos de la ciudad.
Pasados los años, en 1953 sus hijas se especializaron en las pastas, continuando la labor de su padre, pero fieles a la receta original manteniendo la identidad de sus ingredientes, así como su composición y textura.
Se puede elegir entre pastas sencillas (con frutas, chocolate o cacahuete), pastas bañadas con chocolate o rellenas de mantequilla, trufa o mermelada. Aquí, cabe hacer una mención especial a estas últimas; las pastas de mermelada son las favoritas de muchos. Será por la pasta al estilo tradicional, será por la mermelada hecha en casa… o por ambas.
Mencionar también otros dulces como los cocos o los famosos "garroticos" de chocolate o cabello.
Cada día en la puerta se forman colas para poder adquirir estos maravillosos dulces, formando parte de la fama y tradición, siendo visita obligada a esta ciudad.
Si contabilizamos el tiempo, nos daremos cuenta que en 2021 se cumplieron los 150 años de su existencia.
¡Qué Aproveche!
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